La precampaña, o más ajustado a la realidad, la campaña in pectore se va calentando, y parece que nos va demostrando que de vez en cuando surge alguna ocurrencia que trabajada y planteada en toda su extensión podría ser el primer paso para un bueno proyecto, esto es, una idea interesante. Y ahí va la muestra. El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha anunciado recientemente que si gobierna incluirá dentro del pacto nacional de la Educación la implantación de una nueva asignatura, troncal y obligatoria, que se llamará Constitución española. Teniendo en cuenta el adoctrinamiento de algunas comunidades autónomas en cuanto a lo que representa España y su actual Constitución, con todos su valores constitucionales incluidos, y a la laxitud de otras a la hora de profundizar en estos asuntos, el que pueda prometer y prometa Rivera una asignatura específica sobre la Constitución Española es una propuesta que planteada así, sin más, o como una estrategia de comunicación electoral para generar un titular, se queda corta, por no decir que no aparenta ser seria. Entre otras cosas porque para hablar de la Constitución en clave pedagógica hay que tener en cuenta otra serie de fundamentos patrios que la pongan en contexto y que además complementen su transversalidad, pues es tanta y de tal manera que ataña a todos los españoles y pueblos de España, como reseña nuestra Constitución en su Preámbulo, “en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”. No me cabe la menor duda querido/a lector que como se puede colegir de este silogismo, ya habrá llegado a su conclusión: si queremos introducir una asignatura de Constitución Española, sería más serio hablar de reformar y adaptar de forma homogénea y unificada otra asignatura que ya está; aunque de aquella manera, esto es Historia de España.

* Mediador y coach