El “Dr.” Sánchez Pérez-Castejón viene sembrando el desconcierto y consternación en la ciudadanía española, sea de la tendencia que sea. Por tal de mantenerse en el poder, ha literalmente arrasado con todo obstáculo, cueste lo que cueste, ha mentido sistemáticamente, ha engañado a sus votantes al cambiar el programa con que se presentó a las elecciones del 10-N, ha vendido su alma al diablo y ha aceptado que el fin justifica los medios.

En primer lugar, está minusvalorando todo lo que puede la figura del Rey, incluso con algunos tintes de desprecio. Así complace a sus socios de Unidas Podemos y ERC y vislumbra su futuro a medio-largo plazo como presidente de la república española. Por cierto, éstos han prometido “lealtad al Rey”. Con tal de “mojar” poder, todo vale. La incoherencia e indecencia son constates en la política española.

En segundo lugar, ha enviado un torpedo a la línea de flotación de la democracia española, fundamentada en la separación de poderes de Montesquieu, al nombrar a la exministra Delgado como fiscal general del Estado. En realidad, será la ministra número 24. Ya dijo que nombrar al fiscal general depende de él, burlándose de la autonomía de esta institución. En unos meses intentará que la presidencia del Consejo General del Poder Judicial sea para Margarita Robles, actual ministra de Defensa. Estas actitudes son propias de las dictaduras democráticas. Maduro tiene al poder judicial a su servicio, pero no ha podido con el legislativo.

En tercer lugar, ha nombrado un Gobierno ingobernable aplicando el principio químico “diluye y vencerás” inspirado en la célebre frase de Cesar Augusto, lo que implica una desconfianza notable. Al aceptar a Unidas Podemos, ha aceptado personas que están a favor de un referéndum en Cataluña, que llaman “ciudadano Borbón” al Rey, que no son entusiastas de la Constitución española, que apoyan gobiernos bolivarianos, que no tienen ningún rubor de aceptar que en el gobierno haya una pareja de hecho, etc. El gobierno de coalición tiene esta bomba de relojería que ya se ha puesto en marcha. Deberán acelerar la visita de Estado de Maduro en España y poner como relator de la “mesa” a Evo Morales, que ahora está ocioso.

En cuarto lugar, ha hecho cesiones intolerables a los independentistas de Esquerra Republicana de Cataluña por 13 miserables abstenciones en la sesión de investidura. No sabe que quien con niños se acuesta... No son en absoluto fiables. Además, ha soportado impasible los desplantes de los diputados Rufián y Bassa amenazado que tienen en sus manos la legislatura y que les importa un comino la gobernabilidad de España. El acuerdo PSOE-ERC es como un iceberg: solo aparece en la superficie una mínima parte; cuando haya deshielo conoceremos lo pactado tapado. Ahora pregona que va a entrevistarse con el impresentable Torra, que está inhabilitado como presidente de la Generalitat: no solo no le obliga a cumplir la ley, sino que le da una visibilidad intolerable.

En quinto y último lugar, pregona la “desjudicialización” de la política, aceptando plenamente el lenguaje de los independentistas e indirectamente descalificando el juicio impecable en el Tribunal Supremo sobre el 1 de octubre y el procès. ¿Por qué no aboga por “despolitizar” la justicia, que sería mucho más democrático?

En definitiva, “Dr.” Sánchez, que le vaya bien, que sea leal al Rey y a la Constitución, que evite mas engaños, que la trasparencia política impere, y que no haga suyo el errado principio “el que no está conmigo está contra mí”.

* Profesor jubilado de la Universidad de Córdoba