El episodio de contaminación provocado por el vertido de orujo procedente de las instalaciones de Oleícola El Tejar en Pedro Abad se da por cerrado. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CGH) aseguró ayer que los niveles de oxígeno en el agua son ya normales en todo el cauce del río, a lo que han contribuido los desembalses hechos para aumentar el caudal. Esa es la parte buena. En la parte negativa están los 20 kilómetros del cauce del Guadalquivir y 1,2 millones de metros cúbicos de agua afectados por el vertido y las doce horas de carga de oxígeno cero que han supuesto la muerte de miles de peces, hasta 4,5 toneladas. Los daños en la flora y la fauna serán evaluados por la Consejería de medio Ambiente y por la propia CGH. Esta deberá decidir si impone sanciones a la empresa o solamente la compensación de los mismos, si se confirma la impresión inicial de que no ha habido negligencia ni incumplimiento de la normativa, sino un accidente como señala la cooperativa, que recuerda que en 20 años no se ha producido ninguna incidencia. Todo queda a expensas de la investigación y de las decisiones de la Junta de Andalucía y el Gobierno central, aunque sí ha quedado claro que la empresa está obligada a revisar sus procedimientos y a reforzar sus controles. La gravedad del incidente vuelve a recordarnos la importancia de las medidas preventivas de protección medioambiental y su repercusión.