La historia de la Hispania tardorromana y visigoda (s.IV-VIII) es básica para nuestra formación como sociedad, como cultura y como nación. Paradójicamente, sin embargo, está muy subestimada, oculta y hasta arrinconada, tanto en el ámbito general de la cultura, como --más sorprendentemente aún-- en los planes de estudio a todas las escalas.

Es por ello, entendemos, que el estudio y divulgación de nuestra Antigüedad Tardía debería fomentarse y potenciarse mucho más. En efecto, si la civilización romana creó Hispania y es el origen de nuestro idioma común, de un sinfín de costumbres nuestras y --en su sincretismo tan pragmático-- de tantísimos aspectos variadísimos de nuestra sociedad y de nuestra cultura, fueron los visigodos quienes, ya desde el siglo V, pero especialmente en los siglos VI y VII, hicieron de puente fundamental entre la Antigüedad y el Medievo hispánico (tanto hacia con la cultura hispanocristiana como con la hispanomusulmana), sintetizando en nuestra Península los mundos clásico-mediterráneo y germánico, y --muy importante-- dando forma política y jurídica a Hispania como ente autónomo, o dicho de otra forma: como verdadero embrión de España.

En efecto, la declaración de intenciones de los visigodos de unificar Hispania y dotarla de consideración política se constata especialmente desde mediados del siglo VI, cuando Atanagildo (r. 555-567), y puede que antes que él ya Theudis (r. 531-548), fija Toledo, en el centro de la Península, como capital del Regnum Gothorum. Ese afán unificador se vio especialmente impulsado por Leovigildo (r. 568-586), que permitió los matrimonios mixtos entre hispanorromanos y visigodos y que, con sus campañas militares, casi consigue el control territorial de toda la Península. Continuará con su hijo Recaredo (r. 586-601), que unifica religiosamente toda Hispania con su conversión al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589), un hito histórico fundamental.

Un proceso unificador que no quedará ahí, pues se culminará territorialmente con Suintila, primer monarca que reinó sobre toda Hispania, según nos lo presenta San Isidoro de Híspalis (Sevilla), pues, en efecto, fue este el rey visigodo que logra el control territorial de toda la Península al expulsar a los romanos orientales (bizantinos) en la tercera década del s. VII.

Poco después, la obra jurídica de Chindasvinto y Recesvinto terminará la unificación política y social de Hispania con el Liber Iudiciorum o Libro de los Jueces, promulgado en el año 654 y más conocido en la Edad Media como Fuero Juzgo, que unificaba bajo una misma ley a todos los hispanos, fueran de origen romano o godo. Se trataba de la culminación de un proceso impulsado ideológicamente sobre todo por San Isidoro, autor de las Etimologías (esa gran enciclopedia del saber clásico que tan fundamental fue en la Edad Media hispana tanto musulmana como cristiana), quien ya lo apuntaba en su conocida oda Laus Spaniae (Alabanza a España). Y consta en las actas de los concilios nacionales de Toledo, en los que se encuentra profusamente el uso del término Hispania en sentido tanto geográfico, como político.

Es con esta visión, y con este legado tan poco conocido para la mayoría de los españoles, que desde hace tres años en la asociación cultural Egabro 1240 organizamos en Cabra unos días de conferencias y recreación histórica que, con el título de Jornadas Hispano-Visigodas de Egabro, reviven los tiempos en que era ésta una pequeña diócesis y provincia-condado en el centro de la Bética, entre el final del Imperio Romano y durante la Hispania visigoda, que abarcaba todo el sur de la actual provincia de Córdoba.

Jornadas que tienen unos objetivos muy definidos desde su primera edición y que podemos resumir, brevemente, en reivindicar una mayor difusión y valoración de nuestra historia visigoda, convirtiendo la Historia y la Cultura en un disfrute para la población, como verdadero reclamo turístico y eje de fomento de la economía local y provincial, apostando por el rigor, la divulgación y --especialmente-- por la recreación histórica de calidad. Algo que han entendido y respaldado los cientos de asistentes de la edición de este año, con conferencias de especialistas en el periodo, recreación de la vida civil, cultural y militar tardorromana y visigoda, comida, bebida y juegos de época, celebrada en el paraje natural egabrense de la Fuente del Río y el Museo Arqueológico Municipal, en un proyecto que, con apoyo público y privado, pretendemos sea creciente y de largo plazo.

* Historiador y profesor. Coordinador de las Jornadas Hispano-Visigodas de Egabro