«Me importa un comino, me importa un pimiento, un huevo, un rábano, un pepino. Me la trae floja, me la suda, me la trae al fresco, me la pela, me la refanfinfla… Me la bufa». Pablo Iglesias sugirió todas estas respuestas a Mariano Rajoy. El líder de Podemos denunciaba el uso excesivo del veto que el Gobierno está aplicando a las iniciativas legislativas del Congreso si alteran el Presupuesto. Un informe de los letrados de la Cámara avala la queja de Iglesias. Pero el tema quedó en pretexto. Lo importante era captar la atención de los medios. Y lo consiguió. Es lo que tiene decir «me la pela» en público. La provocación facilona es una senda de grandes posibilidades. Mañana, Iglesias podría cortarse la coleta en directo para denunciar el maltrato animal. Deleitarnos con un número musical para apoyar la cultura. O, incluso, para denunciar la pobreza de tantos, desnudarse en medio del hemiciclo. Quedarse en cueros. En bolas. En pelotas…

Unidos Podemos logró 3.227.123 votos en junio. Más de cinco millones, si sumamos los del grupo confederal. Una gran montaña de papeletas. Ante esa mole, se puede optar por surfear sobre ella o por cargársela sobre los hombros, impregnándose de la esperanza, la indignación o, incluso, el dolor de cada voto. Con ese peso encima, la frivolidad sobra. Incluso es una llamada al hastío... Hasta las narices. Hasta la coronilla. Hasta el gorro. Hasta el moño. Hasta el coño.

* Escritora