Entrar ayer en el Ayuntamiento de Córdoba y meterse en un congelador era prácticamente lo mismo. Y los trabajadores llevan así varios días. Al parecer, después del parón navideño es más difícil calentar el edificio de Capitulares, pero lo cierto es que daba pena ver cómo algunos trabajaban hasta con gorro y guantes puestos. ¡Qué frío polar!