Pese a la lavandería internacional, en China no existe la libertad de expresión ni siquiera para la NBA, que lo vende allí todo. Nos hemos empeñado en lavarle la cara a un régimen totalitario, siempre en una eterna transición hacia su interés propio, y mientras nos estamos dejando por el camino algunos episodios lamentables de dignidad perdida. «Lucha por la libertad, apoya a Hong Kong», es el tuit publicado por Daryl Morey, director general de los Houston Rockets. Hablamos del director general de un equipo de la NBA, un equipo norteamericano de baloncesto, sobre la actuación del Gobierno Chino con los manifestantes en Hong Kong; pero el tema no es ninguna broma y ha costado un conflicto casi diplomático entre China y la NBA. Tanto ha sido así que varios representantes de la Liga estadounidense han corrido como desesperados, en ese contraataque del último segundo antes de perder el partido más rico de sus vidas, para intentar calmar al gigante económico de China, porque solo esto importa. Así, tanto Russell Westbrook como James Harden, las dos estrellas de los Rockets, estos días de exhibición baloncestística en Japón, han manifestado su amor infinito por China y por los chinos. En China, donde todavía resuenan las hazañas de Ricky Rubio, Rudy Fernández y Marc Gasol en el oro ganado el reciente mundial, también se han apresurado no en el contraataque, sino el ataque directo: la cadena pública de la televisión china CCTV ya no retransmitirá los partidos de los Rockets y muchos de sus patrocinadores chinos amenazan con rescindir sus contratos publicitarios. Al contragolpe o en ataque estático, el régimen les justifica el guion al dirigente de los Rockets y a los manifestantes de Hong Kong.

«Nos disculpamos. Amamos a China. Nos gusta jugar allí», ha afirmado James Harden en una conferencia de prensa. Mientras, la NBA aclara en un comunicado que el punto de vista de Daryl Morey es el punto de vista de Daryl Morey solamente, y que además «ofendió a muchos de nuestros amigos y aficionados en China, lo cual es lamentable». Mientras tanto, en Weibo, el twitter, la cosa mejoraba: «La NBA está profundamente decepcionada por los comentarios inapropiados del líder de los Rockets».

Con este chaparrón, hasta el propio Morey parece arrepentido de decir la verdad, y ha salido por la línea igual que Toni Kukoc en aquella final de Argentina’90, cuando se marcó un triple en vez de sacar de banda: «No tenía la intención de ofender a los aficionados de los Rockets ni a mis amigos en China con mi tuit. Simplemente expresé un pensamiento, basado en una interpretación de una situación complicada, y he tenido muchas oportunidades desde este tuit para escuchar otros puntos de vista». Resulta que los Houston Rockets son especialmente famosos en China porque allí jugó Yao Ming. Recordamos ahora aquella torre de 2,29 metros: según el libro Operación Yao Ming, de Brook Larmer, Yao Ming fue fruto de una conspiración genética --amorosa parece que no hubo, aunque nunca se sabe-- de la Administración de Mao Zedong, que reunió el ADN de dos atletas superdotados, miembros ambos de las selecciones chinas de baloncesto masculina y femenina, para crear al super jugador de baloncesto Yao Ming. Es el recuerdo de este coloso frágil --demasiadas lesiones lo retiraron solo con 30 años--, ídolo de un país, una especie de super Iván Drago que sí hubiera ganado al gran Rocky Balboa, lo que hace que el baloncesto NBA, y en especial los Rockets, se siga desde China con más fuerza.

Pero las disculpas de la NBA también han cabreado a la gente americana que todavía piensa que el Estado de Derecho no debe claudicar definitivamente ante el mercantilismo. Afortunadamente, el republicano Ted Cruz recuerda que «Somos mejores que eso, los derechos humanos no deberían estar a la venta y la NBA no debería apoyar la censura comunista china», y el precandidato demócrata Beto O’Rourke califica como «vergonzosas» las excusas de la NBA: «Lo único por lo que la NBA debería disculparse es por la flagrante prioridad dada al dinero a expensas de los derechos humanos».

Nike está retirando de sus tiendas en China sus productos asociados a los Houston Rockets, y todo esto se está viviendo con absoluta naturalidad. Daryl Morey ha escrito un tuit defendiendo a quienes se manifiestan contra el totalitarismo y el totalitarismo, siempre torpe, aprovecha la ocasión no para fingir una cierta apertura, sino para darle escandalosamente la razón. Para quien quiera vivir a tope el comunismo, ahí lo tiene.

* Escritor