En nuestra relación con el cine del pasado puede haber decisiones buenas y malas, pero en un momento en el que absolutamente todo se cuestiona (y, siempre y cuando no se caiga en el delirio, es bueno que sea así para saber dónde estamos) está bien pasar a la acción. Ayer leía en Variety una noticia sobre Disney Plus que tiene que ver con eso. La plataforma de streaming, que aún no ha llegado a España y en cuyo catálogo hay propuestas de todas las épocas, ha colocado en algunas de sus películas, entre ellas Dumbo (1941), La dama y el vagabundo (1955) y Los aristogatos (1970), un disclaimer con la siguiente advertencia: «Este programa se presenta como se creó originalmente. Puede incluir descripciones culturales obsoletas».

La decisión puede cuestionarse de muchas maneras, la mayoría razonables. Habrá quien culpe a Disney de cubrir con esa advertencia las malas decisiones que tomó en el pasado (filmes con estereotipos culturales o caricaturas racistas). Habrá quien vea en ese gesto una nueva muestra de corrección política. Habrá quien considere que las películas tienen que valerse por sí mismas, sin un empujón que las reubique y/o las redima. Y habrá quien crea que es una idea formidable, especialmente como alternativa a la catástrofe de la negación, la cancelación y el consecuente olvido de películas que existen y el espectador debe tener la opción de verlas (y, por supuesto, de cuestionárselas).

El especialista en animación Jordi Sánchez-Navarro tuiteaba esto al respecto: «Disney apuesta por el disclaimer antes que por la manipulación de las obras originales. Fantástica decisión». Yo estoy en este último bando, aunque pueda simpatizar con algunos de los otros.

Pero lo importante no es tanto quién va más encaminado como el debate en sí mismo. Ese tipo de decisiones, de movimientos, son fundamentales porque bloquean las malas inercias y generan (o deberían hacerlo) conversación sobre cine. Y es evidente que la tendencia a descontextualizar las películas y arrastrarlas irremisiblemente al presente exige una conversación sobre cómo miramos el cine del pasado. Aunque, por supuesto, esto último también esté abierto a debate.

* Periodista