Algunos pensamos que una economía saneada es aquella en la que puedes comprar libros libremente (los otros mundos) sin perder la capacidad mensual de pagar techo, mesa y plan de datos (este mundo). En la tradición de esta escuela, uno muere con la única inquietud de qué va a pasar con su biblioteca. A cambio, se quema sin misericordia el tiempo de leer en la oficina de cada cual. Cadáveres flacos y leídos.

En nuestra literatura, los distintos tipos de riqueza los ha descrito magistralmente Álvaro Pombo. Las tardes de whisky y anacardos en luminosos pisos de Argüelles. El desdén por un Porsche de «10 kilitos». La lectura de la prensa internacional mientras se desayuna. El funcionariado culto que compra libros semanalmente. Extrañarse del apetito por un buen reloj porque ya se tiene un buen reloj. La consternación, ante el mal gusto, del caballero un poco venido a menos. No le he leído nada de riquezas más modernas, surgidas de un rayo divino de emprendimiento.

Facebook lleva anunciándome desde hace meses un polvo soluble en agua que sustituye una comida completa. Lo sé, algo habré hecho. Huel (supongo que composición de Human y Fuel) proclama ser una comida práctica y económica, con un impacto medioambiental mínimo. Por un euro y cuarenta y un céntimos se consigue una especie de batido de 500 calorías, hecho de coco, arroz, girasol, guisantes, avena y lino. La pinta, descorazonadora, es la de una comida ya digerida, que puede devolverse al estómago sin dejar de trabajar. Supuestamente sabe a vainilla.

El objetivo es justo ese: tener el batido preparado en menos de un minuto (el kit incluye un vaso mezclador especial) para recuperar el tiempo de cocinar y comer, en la estela mesiánica y cada vez más flipada de Elon Musk, que dijo algo así como que si hubiera un modo de no comer para trabajar más, no comería.

Así estamos: dedicando grandes esfuerzos a que las inteligencias artificiales sean cada vez más humanas, y glorificando a los humanos que más se asemejan a robots. Máquinas de trabajar que se levantan a las cinco de la mañana para comenzar su mantenimiento, y se aplican a la tarea de hacerse ricos, ahora ya ni perdiendo el tiempo en masticar. Robot viene del checo robota, y significa servidumbre. El trabajador que se abstiene de comer para no bajar su productividad, con toda seguridad, está haciendo rico a otro.

Dos estamentos: los que comen y los que se cargan. Zager & Evans predecían en su hermosa y terrorífica ‘In the year 2525’ que, en el año 4545, no vas a necesitar ni tus dientes ni tus ojos, porque ni nadie va a mirarte ni vas a encontrar nada que masticar.

Huel se vende como una liberación y como la comida del futuro. Se me antoja que va estudiándose cómo mantener humanos sanos vivos por menos de cinco euros al día, como se tantea de vez en cuando qué nos parecería introducir insectos en la dieta. Estas cosas, está claro, las conciben carnívoros practicantes y satisfechos. ¿Qué esperan que les diga? Muerdan.

* Abogado