Una vez más me he dado cuenta a dónde van, en parte considerable, nuestros impuestos.

Para el concierto de Vicente Amigo, del día 12 en la Mezquita-Catedral, ofertan invitaciones, a fin de que lo puedan disfrutar los cordobeses. De nuevo una tomadura de pelo más. Después de aguantar una larga cola, durante 45 minutos, nos informan de que las invitaciones se han agotado. Lo de siempre. El no pensar en los ciudadanos y sí en ellos y sus amigotes. Si yo voy a comprar algo y me dan un mal servicio, no vuelvo más; aquí no. Al mal servicio tenemos que seguir pagando impuestos, muchos, muchos impuestos, para que una parte importante de ellos los disfruten los de arriba y sus adláteres. Estamos tan acostumbrados a verlo... ¡Es bochornoso!