Ha pasado una Semana Santa en la que, cuestiones cofrades aparte (que han salido todas relativamente bien), me ha sorprendido el enconamiento de ánimos por la propia concepción de la carrera oficial en el entorno de la Mezquita-Catedral, algo que quedó palpable con las críticas que lanzó el primer teniente de alcalde, Pedro García, justo al lado del concejal que se ha deslomado para organizar el complejísimo dispositivo, el socialista Emilio Aumente.

Por supuesto, quien tiene el problema y sus argumentos son los colectivos del distrito Centro en este tema, pero lo que yo veo (quizá ingenuo de mí), son muchísimos más puentes en general entre vecinos y cofrades que desencuentros, como con las colaboraciones de las hermandades con las cáritas parroquiales en el distrito Centro, la labor sociocultural y formativa de La Estrella en Huerta de la Reina (cuántas decenas de chavales no están en la calle sino volcados en sus bandas y agrupaciones musicales), la actividad y la implicación vecinal y asistencial en El Naranjo por parte de La Agonía, tres cuartos de lo que significa Las Angustias para San Agustín, el referente identitario y de cohesión que es Pasión para el Alcázar Viejo o la recuperación antropológica de tradiciones en colaboración con los vecinos por el Vía Crucis. Y la Piedad, en Palmeras... eso ya es asunto aparte. Casi está liderando la recuperación de la autoestima del barrio con el Plan Integral, aparte de dar respuesta a necesidades como el comedor escolar o talleres formativos y que cuenta con ayudas, por ejemplo, de hermandades del Centro como La Expiración.

Y por otra parte, ¿qué son los cofrades sino vecinos y cuántos vecinos son cofrades? Además, nos olvidamos de que en Córdoba solo hay dos perfiles de ciudadanos: los que participan y los que no. Hay que discutir muchísimas cuestiones que han enfrentado en los últimos años intereses cofrades con los del distrito Centro.

Todos legítimos. Pero tendamos puentes. Que si bien no todo el mundo cree en Dios, quiero pensar que todos creemos en el Hombre. Un punto de encuentro, que no es pequeño. Hablemos.