Resultan irritantes y exasperan las comparecencias del presidente del Gobierno, mítines de su buen hacer, y vacios de contenido. Producen inquietud y desasosiego. Nos informó del bajo consumo en queroseno y gasolina, del menor gasto en ocio, del aumento de los suministros domiciliarios, o lo bien que va internet. De la suspensión de plazos y trámites judiciales pero se mantiene la tramitación de indultos, como si ello fuera esencial. Intolerable que reitere que se ha de ganar tiempo. Ya han reconocido Pedro Duque, Salvador Illa y Fernando Simón, ahora positivo, que el Gobierno ya conocía la gravedad del coronavirus en enero. El director operativo de la Policía ha confirmado este fin de semana que desde enero, el Ministerio de Interior gestionaba la compra de mascarillas. Conocemos que el Gobierno compró 9.000 test rápidos que resultaron inválidos, aunque después reconocen fueron 50.000, pero se devuelven 65.000. Falta de transparencia, pérdida de dinero y sobre todo del tiempo que hay que «ganar»; Vergonzoso. Se anuncia compra de respiradores, que dicen llegaran en abril o junio, escandaloso. Con el Decreto de Alarma se centralizaron las compras, pero ante su ineficacia cada autonomía va por libre. Incapacidad del Gobierno de la gestión unitaria para todos los españoles. Se endurece el confinamiento, en pleno fin de semana, sin tiempo de acción de las empresas afectadas. No se contestan a las preguntas que los medios realizan en las comparecencias del Comité de crisis, quedando en evidencia la falta claridad, solvencia y capacidad. Así, ante la avalancha de críticas por la pasividad y falta de previsión del Gobierno, se publica en marzo la encuesta del CIS en la que se dice que la mayoría de los españoles están de acuerdo con las medidas adoptadas por el ejecutivo. Dicha encuesta, se realiza antes de la aprobación del Decreto de Alarma, y como siempre con preguntas inducidas. Qué resultado más distinto tendría el CIS ahora, conociendo que el número de fallecidos supera los 7.000, que tenemos más de 12.000 sanitarios contagiados y que se montan hospitales de campaña y morgues improvisadas. Porque lo realmente preocupante, inconcebible e indignante es la falta de material sanitario. La culpa por supuesto es de la globalidad de la pandemia y de la comunidad europea, no de la inacción del Gobierno. No concibo cómo empresas privadas pueden adquirir material y equipamiento sanitario, y el Gobierno no. Voy a pensar que lo privado, ya sean entidades o ciudadanos de a pie, es más efectivo que los poderes públicos. Porque dentro de la sanidad pública hay que distinguir el personal del gestor público. La prioridad, son los profesionales de los centros médicos, hospitalarios y de residencias de mayores, que trabajan sin descanso y sin apenas medios de protección. Ellos no quieren ser héroes, solo quieren salvar vidas y atender a los enfermos, y necesitan con urgencia, un mes después de decretarse la alarma, guantes, test rápidos, mascarillas, respiradores. Material ¡Ya! No hablar de recortes ni del feminismo del 8M, como ha hecho la Ministra de Igualdad y la campaña en redes sociales. Esto no va de sexo ni de género, va de salvar vidas. Pero mientras en Moncloa, se sigue cocinando. Indignante.

* Abogada