Vivimos tiempos recios, duros, inhóspitos, sin horizontes de sentido, más bien conformistas con los postulados fáciles de la sociedad de consumo, que nos amordazan e impiden acciones de compromiso y cooperación con las fuerzas vivas de la sociedad y de la Iglesia. En esta hora compleja, plural, difícil, pero apasionante, florece la esperanza con ganas de compartir y de vivir. La Navidad se acerca con rapidez, casi sin darnos cuenta, con los escaparates a rebosar, y acaso con todas las luces encendidas, menos las del portal y la fe. La Navidad, lo sabemos bien los creyentes, hay que vivirla en clave de esperanza. Existe esperanza porque se puede lograr lo que se desea y porque estamos en buenas manos. Nicolás Castellanos, misionero en Bolivia y presidente de la Fundación Hombres Nuevos, nos señala cuatro clases de esperanza: Primera, la esperanza solidaria, mantenida en común, responsable, la que transforma el mundo, ejerce la libertad creativa, capacita para vivir sanamente, sostiene la valentía de ser, de crecer, de aceptar riesgos, en medio de la incertidumbre y del dolor. Segunda, la esperanza creativa que marca una relación liberadora, anticipa la acción de que el amor cambia el mundo. Tercera, la esperanza humana, todas las esperanzas que se alzan al no aceptar un estado social, político, injusto y deshumanizante. Y por último, la esperanza, con realismo y sentido crítico, que siempre exigirá esfuerzo para descubrir lo que hay que mejorar, tolerar o considerar inmutable, por su propio valor. «Dime lo que esperas y te diré lo que eres», suele decirse. El mundo del mañana es del que ofrece utopías, de los soñadores. La Navidad que llega y nos acerca a tantos portales de Belén, nos muestra una estrella radiante de esperanza. El problema es esa grave amenaza que se cierne contra la esperanza en el mundo actual: el culto al ídolo dinero y el afán de acaparar y consumir, sin dejar un resquicio a la trascendencia. Quizás por eso, en este tiempo de Adviento, se nos invita con fuerza a caminar «alegres en la esperanza».

* Sacerdote y periodista