Los cordobeses estamos seguros de nuestros tesoros. Tan seguros estamos, que no nos sorprende que Córdoba vaya a conseguir de la Unesco un nuevo título de Patrimonio de la Humanidad, esta vez para Medina Azahara. Hay alegría, sí, satisfacción, pero yo quisiera que los cordobeses valoráramos suficientemente nuestro patrimonio no solo para enorgullecernos, sino para convertirlo en un factor de desarrollo. me gustaría que la ciudad se ilusionase, con este y otros muchos valores que tiene que, como tantos vestigios arqueológicos, no tiene energía para sacarlos a la luz. Que la «ciudad que brilla» nos inspire hacia el futuro.