Si se cumple lo anunciado, el cine volverá a El Arcángel tras seis años de ausencia. Su regreso, según informaba este periódico, va unido a un proyecto que incluye ampliar la zona de restauración y ocio del centro comercial. Un enclave que se ha convertido en punto de encuentro social, sobre todo para gente joven y no necesariamente del barrio. El Arcángel cumple 26 años en uno de sus mejores momentos, con un chorreo continuo de apertura de nuevas tiendas y otras ofertas por llegar en un espacio ya ocupado al 96%. Y ahí está el problema, porque salvo que Veracruz Properties y Numulae -los propietarios mayoritarios, que no sueltan prenda sobre planes ni plazos- echen mano a soluciones imaginativas, cabe sospechar que el cine volverá de forma testimonial, en una o dos salas de las diez que llegó a tener -minis, eso sí-, porque el hueco que estas dejaron libre antes de cerrar en el año 2014 está ahora ocupado casi al completo por firmas de moda.

En cualquier caso, la llegada otra vez del cine a este lugar cercano al río y sus muchos atractivos desde que la zona se remodeló es una buena noticia para los cinéfilos cordobeses; sobre todo para los que no quieren o pueden coger obligatoriamente el coche si desean ver una película rodeada de la magia de una sala oscura y una gran pantalla. Aunque esa tentación queda hoy vencida con frecuencia por la comodidad de ver en casa, si es que hay tiempo, el aluvión de filmes y series que ofertan las cadenas públicas y privadas. Un placer desde luego menos intenso que el experimentado en una sala de proyecciones, pero mucho más barato -la bajada del 21 al 10% del IVA se ha notado más bien poco- y con el aliciente de poder ver lo que gustes en zapatillas y sin tener que hacer eses para esquivar el cabezón que te estorba la vista.

Pero ni la comodidad ni el ahorro ni las múltiples propuestas caseras impiden acudir a una sala a los verdaderos amantes del séptimo arte, esos que en cuanto pueden huyen de las películas comerciales como de la peste y solo se deleitan con un buen cine de autor. Claro que mucho mejor si pilla cerca, y en Córdoba la cosa en ese sentido está cruda. Primero fueron cerrando los recordados Isabel la Católica, el Alcázar y el Lucano -los dos primeros ahora son céntricos solares muertos de asco y el tercero se ha convertido en centro de salud-; luego siguieron igual destino los de los centros comerciales que sustituyeron a aquellos en los noventa, de modo que mientras los del Zoco eran clausurados en 2007 -y así seguirán de momento- los de El Arcángel se rendían siete años después por no estar adaptadas sus máquinas a la era digital. Solo quedan los multicines de El Tablero y el barrio del Guadalquivir, ambos apartados del centro urbano. Por ello, por cubrir ese hueco y buscar a la vez una cinematografía para nostálgicos, nació hace algo más de un lustro Cine Cercano, que desde la sala Vimcorsa ha trasladado este curso sus proyecciones y coloquios de los domingos al Centro de Visitantes, algo más apartado pero más amplio. Este grupo de aficionados anhela autogestionar alguno de los locales cerrados a base de sumar socios. Una forma voluntariosa y romántica de disfrutar de la fábrica de sueños sin necesidad de medios de transporte, a la que podría unirse, ya en lo comercial, el cine de El Arcángel. Y además, esperemos, siempre nos quedará la Filmoteca.