José Guirao sustituyó a Màxim Huerta, récord mundial de ministro efímero, al frente de la Cultura y el Deporte de este país. Estuve pendiente. Creo que todos hemos ganado, empezando por el Sr. Presidente. El excesivo olor a márketing mediático del dimitido no me gustaba. En principio, demasiado envoltorio sin dejar ver su contenido. De repente llegan las intenciones concretas y Guirao avanza que «la Cultura es identidad, sin que a esta la manoseemos mucho, pero también es Producto Interior Bruto y Educación en las Humanidades». Habría estado de acuerdo con esa declaración si al final hubiera añadido la palabra Ciencia. Creo que estamos ante una afirmación incompleta. Para nada trato de criticar al apreciado y reconocido gestor cultural, en palabras de Pedro Sánchez. Todo el mundo coincide en que su trabajo al frente del Museo de Arte Reina Sofía (1994-2001) y como responsable de La Casa Encendida (2002-2014) han sido, ambos, dignos de admiración. Solo pretendo añadir un constructivo matiz personal, seguramente compartido.

La presencia de Isabel Celaá y de Mª Jesús Montero, titulares de Educación y Hacienda respectivamente, en el acto de toma de posesión del titular de Cultura confirman las ideas de su nuevo responsable. Creo que la asistencia de Pedro Duque, ministro de Ciencia, Innovación y Universidades hubiera mejorado considerablemente el escenario y el mensaje: la Cultura se apoya y tiene que ver con Educación, Ciencia, Innovación, Universidades y Hacienda. El trabajo en red, multiplica los resultados y economiza tiempo y dinero.

El debate y las opiniones encontradas acerca de si la ciencia es cultura es antiguo, pero lo peor son los hechos y la persistencia en algunos sectores españoles de que la ciencia debe estar separada del ámbito cultural. Me he permitido indagar en la RAE y no puedo negar cierta desolación. Transcribo casi literal: «Humanidades: conjunto de disciplinas que giran en torno al ser humano, como la literatura, la filosofía o la historia...», antiguamente lengua y literatura clásicas. «Ciencia: conjunto de conocimientos sistemáticos obtenidos mediante la observación y el razonamiento. De ellos se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente...» «La RAE contempla ciencias exactas, físicas, químicas, naturales, ciencias humanas (historia, filosofía, filología...) que se ocupan de diversos aspectos de la actividad y del pensamiento humanos y ciencias sociales (economía, sociología, antropología)... que se ocupan de la actividad humana en la sociedad».

Mi primera conclusión es evidente: mientras que en la entrada «ciencia» incluye disciplinas de ciencias y letras, el vocablo «humanidades» no contiene la ciencia como disciplina que gira en torno al ser humano. Es evidente que aquí hay algo que no cuadra y debiera ser corregido.

Porque, digo yo: ¿No hay literatura en muchos de los escritos de ciencia? ¿Solo hay lengua? Además, sabemos que la historia de la humanidad puede ser conocida mediante la historia de la ciencia. El Sr. Ministro propone ‘Educar en Humanidades’: ¿Habrá algo más humano que la ciencia? Observar, interpretar, sacar conclusiones, ensayar, equivocarse... ¿Son afanes de los dioses o tareas de los humanos? Arte y Ciencia son dos formas de conocimiento aparentemente alejadas debido a la especialización profesional y a una educación dividida en compartimentos estancos. De ahí surge el estereotipo de las dos culturas, Ciencias y Humanidades. La realidad es que la Ciencia y el Arte sí están conectados y que ninguna forma de conocimiento es impermeable a otra . Por ejemplo, ¿podría crearse una obra plástica sin las técnicas facilitadas por la ciencia? ¿Cómo podríamos interpretar la elección de materiales? Por otra parte, ¿no hay arquitectura e imaginación en el descubrimiento de la doble hélice del ADN? ¿No es fantástica arquitectura natural en los cristales cúbicos de pirita o en los prismas hexagonales del basalto? ¿Qué decir de la estructura del grafeno? La ciencia es tradición ya que podemos encontrar sus raíces en todas las civilizaciones y es innovación porque todos los pueblos han progresado a base de sugerir mejoras e inventar, labores propias de humanos. Los textos y avances científicos van esculpiendo verdades a través de los siglos integrando palabras que derivan del latín, del griego y del árabe. ¿Será eso cultura? La ciencia, ubicua y cotidiana, nació con el universo e intenta averiguar sus ladrillos y sus secretos ¿Será eso cultura?

Lo dicho, si no puede ser una conexión exhaustiva, espero una sana colaboración entre las administraciones de Cultura y Ciencia y que, de paso, la RAE revise algunas de sus explicaciones en este terreno. Evidentemente las Ciencias no son Bellas Artes, pero al menos --desde ciertas entidades públicas-- podríamos intentar que fueran una Bella Cultura.

* Miembro de la Asociación Profesorado de Córdoba por la Cultura Científica