Se cierran cancelas y tres mil hectáreas de parcelas y urbanizaciones en la sierra despiden a miles de cordobeses hasta el próximo verano. Inconscientemente, esquivamos una temporada más un riesgo elevado y cierto: el incendio forestal. Un año más, el ciclo piro-ilógico avanza hacia su culminación. De forma análoga al ciclo hidro-ilógico en materia de inundaciones, mediante el que a un evento catastrófico le siguen las etapas de crisis, reconstrucción, olvido o complacencia y nuevo desastre, el ciclo piro-ilógico comparte el mismo proceso, abonado por el paso del tiempo, el cortoplacismo político y la tendencia humana a la negación de problemas complejos y no sufridos en nuestra experiencia vital.

Nuestra sierra experimentará, tarde o temprano, incendios virulentos que pondrán en peligro a sus habitantes, debido principalmente a 5 factores: 1) alta densidad de vegetación, acumulada durante más de 50 años, periodo en el que 2) se han construido miles de edificaciones de todo tipo con 3) más de 30.000 usuarios generadores de un riesgo de incendio consustancial a sus necesidades y actividades diarias, materializado en el triste récord andaluz que posee el municipio en cuanto a número de conatos e incendios forestales de forma continua durante las dos últimas décadas. Todo ello unido a una 4) meteorología extrema en periodo estival, alcanzando frecuentemente más de 40 ºC y menos del 10 % de humedad relativa. Y por último y determinante, 5) la falta de prevención y planificación, aglutinadas en el concepto general de autoprotección ante la emergencia.

Aunque una parte de las personas que la habitan son sensibles a esta situación, tras casi una década de campañas informativas por parte del dispositivo Infoca todavía existen numerosos propietarios que no acometen las preceptivas medidas de autoprotección. Sus razonamientos son variados y, sin poder desarrollarlos aquí debido a su amplitud, obedecen en general a imágenes idealizadas de una naturaleza fuertemente antropizada, así como a sensaciones de falsa seguridad --«el Infoca y los bomberos acudirán»-- y, debemos decirlo, a la falta de impulso de la autoprotección por parte de los sucesivos equipos gestores de la corporación local a lo largo de los años, al objeto de reducir la alta vulnerabilidad de edificaciones, habitantes y usuarios de la sierra. Como ejemplo, resulta del todo incongruente --me atrevería a calificarlo de temerario-- cómo los sucesivos documentos del Plan Especial de Protección y Ordenación de la Sierra de Córdoba pasan de puntillas por este asunto, aun cuando desde la Revisión del año 2001 del Plan General de Ordenación Urbana se identificaba la zona como «área de extremo peligro de incendio».

Para afrontar esta problemática, urge destinar los recursos públicos necesarios, promulgando una ordenanza municipal específica que permita al ciudadano --y lo obligue en ciertos casos-- ejecutar y gestionar eficazmente las actuaciones de autoprotección en coordinación con las medidas selvícolas preventivas tramitadas por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, creando además una verdadera «cultura preventiva» frente a este riesgo, única forma de romper este ciclo piro-ilógico y aportar así un poco de lógica a la relación entre la sierra y sus usuarios. Por descontado, los profesionales en prevención y extinción de incendios forestales adscritos al dispositivo Infoca seguiremos trabajando para su consecución.

* Ingeniero de Montes. Subdirector Centro Operativo Provincial, Plan Infoca