La pausa de la tarde se eliminará el sábado y el domingo para las próximas Cruces de Mayo. Así lo ha determinado el Ayuntamiento, para satisfacción de los colectivos organizadores. No es pausa de siesta, porque empezaba a las 17.00 y terminaba a las 20.00 (y así se mantendrá el jueves y el viernes), pero al menos daba un respiro a los vecinos que residen cerca del chimpún. Estas cosas, para comprenderlas, hay que vivirlas. Si alguien escucha treinta veces a toda potencia la misma sevillana en dos o tres horas -un poner-, es posible que quiera salir a la calle con estrategias asesinas, y si no puede poner kilómetros respecto del foco emisor del sonido, se comprende que vaya creciendo en su interior un sentimiento de agravio irreductible. Las cinco de la tarde es una hora muy buena para la copa larga y, aunque algunas cruces se convierten tristemente en botellones con las bolsas del súper llenas de botellas que quedarán esparcidas por el suelo, lo cierto es que las entidades organizadoras tendrán más ingresos si mantienen el ambiente musical que si lo cortan. Son dos días, no parecería mucho si no se tiene en cuenta que Córdoba vive en la calle siempre que puede, que desde el Carnaval hasta el verano --y también en otoño-- la programación al aire libre, casi toda desarrollada en el centro y casco histórico, puede resultar agotadora para los que allí viven. La solución no es fácil, pero hay que escuchar a los vecinos.