No se les puede exigir más a quienes aportan sus conocimientos, experiencia y buena voluntad a una causa. Pero me refiero a la «empanada» que hubo desde hace semanas y sigue habiendo, ya atenuada, en calle La Higuera esquina Cruz de Juárez.

Un león, un tigre, un toro, estando enjaulados son un peligro aunque estén encerrados pero aún así nos asustan relativamente; si andan sueltos se convierten en un riesgo. (Conceptos contenidos en la Prevención de Riesgos Laborales..., y públicos)

En el lugar antedicho existe aún el peligro por caída de cascotes que se desprenden de la fachada del edificio. Tal peligro no está totalmente soslayado porque nuestros bomberos han delimitado con vallas una pequeña área en la que presumen caerán los cascotes. Tampoco está controlado el riesgo para viandantes, porque podrían caer fuera y lesionar o cargarse a cualquier transeúnte. Dios no lo quiera.

Mejor que le cayesen a los turismos que aparcan mal, habitualmente en la esquina dificultando la circulación y que los municipales, colegas de los bomberos, no los ven o no quieren verlos. No los multan ni los retiran.

Les informo de que existen unas grandes mallas muy tupidas que se emplean en obras de construcción cuando se hacen acabados y enlucidos de fachadas en zonas con tránsito de personas, para la protección de estas.

Si a esta esquina acude algún/a inspector/a de Trabajo, se puede caer el pelo a más de uno/a.

Mejor que sea el pelo lo peor que se les caiga encima.