Diariamente me vacuno contra mis propias certezas. Las preguntas me enriquecen. Aun cuando son fuente de incertidumbre, lo son más de conocimiento. Me pregunto sobre la realidad, sobre la experiencia, sobre los datos, pero también sobre los valores. Quienes me rodean más íntimamente me modelan porque me cuestionan: la pareja, los hijos, los amigos, los compañeros de trabajo y ahora también los lectores me han hecho cambiar algunas de mis certezas. Me enriquecen. La certeza absoluta conduce en su grado más intenso al fanatismo. A estrellar una furgoneta contra centenares de personas en la Torre de Londres o en la Rambla de Barcelona.

Pero la certeza también entorpece la convivencia. Los soberbios dejan de hablar a quienes les cuestionan sus certezas, en la calle o en las redes. Dejan de leer aquello que les remueve sus esquemas. Los cobardes dictan sentencia sin escuchar las razones de los acusados. Los osados retan a los disidentes a la menor oportunidad cuando les presumen débiles. La duda enriquece. La vida es gris aunque los relatos tengan que ser en blanco y negro. De manera que seguiré escribiendo y dialogando, en los papeles y en las redes.La certeza de algunos no me disuadirá de dudar y aprender. Y jamás se me ocurrirá desear a quienes no piensan como yo que se vayan al paro, o que sean silenciados, censurados o bloqueados. No tendrán mi certeza absoluta. No seré un fanático. La inmediatez es hoy el gran reto de la información. Favorece la difusión de testimonios en tiempo real, habitualmente reflejados en documentos audiovisuales. El trabajo periodístico ahora no empieza en las fuentes oficiales sino en las espontáneas. La verificación es hoy el fundamento del periodismo. Hay que verificar lo publicado por los usuarios en las redes. Sin que parezca que hay intentos de ocultación o manipulación.

Pero también la opinión está sometida a los dictados de la inmediatez. Nubes de ideas circulan a velocidad digital por las redes hasta convertirse en certezas absolutas, sin admitir preguntas, llenas de fanatismo contra «el otro», o sea, contra todos nosotros.

* Periodista @albertsaezc