Se desató, de pronto y por sorpresa, un terremoto político, a lomos de las redes sociales, que arrancó inmediatamente titulares de gran calado. «Escuchando a nuestros politicos se nos caen los palos del sombrajo», comentaba un analista. Los contrastes y esperpentos son tremendos. La revelación de los mensajes en los que el líder independentista Puigdemont confesaba el fracaso de su desafío ponía de relieve un entramado difícil de entender. En medio de las polémicas, de los enfrentamientos, de las guerras solapadas de odios que ya no se disimulan, buscamos una voz autorizada, un pensamiento nuevo, una sugerencia clarividente, una solución al conflicto que vive todo un país. Y me he encontrado con una propuesta que aporta luz, horizonte para el diálogo. La expone Josep María Margenat, sacerdote jesuita, profesor de Filosofía Social en la Universidad Loyola Andalucía, quien, hasta hace poco, ha vivido en Córdoba. En un articulo publicado en la revista El Ciervo, Margenat nos habla del «catalanismo cívico ahora». Lo hace evocando una anécdota: «No se vaya. Contra Cataluña no podrán y después todo será recomenzar». En la inmediata posguerra, este era el consejo de su superior a un religioso que quería marchar como misionero a Bombay, Este consejo vuelve a ser actual. Contra Cataluña no podrán ni unos ni otros, hagan lo que hagan. Es la hora del catalanismo cívico. En la simplificación de la hora presente, parece haberse asentado una distinción entre catalanismo cultural y catalanismo político que solo aparentemente es bastante clara. El primero tendría un origen premoderno, anterior al nacionalismo estatalista de mediados del siglo XVII. Hay otro catalanismo, que podríamos llamar «catalanismo político» o nacionalismo, que de acuerdo con la evolución europea desde la segunda mitad del siglo XIX se identificó con la pretensión de una forma estatal, de un cuerpo político que sea sujeto político y que detente la soberanía total. Frente al dilema de los dos «catalanismos», Margenat propone un «tercer catalanismo», el «catalanismo cívico», Es un catalanismo transversal, modernizador, laico, pluralista por antonomasia. ¡Vale la pena escuchar todas las voces!

* Sacerdote y periodista