Tras las capitulaciones celebradas con el nazarí rey Boabdil de Granada en 1492, ultimadas las campañas militares emprendidas por los Reyes Católicos, y después de la azarosa anexión del reino de Navarra en los primeros años del siglo XVI, quedaría constituida de forma definitiva la unidad territorial de España. Más adelante, en tiempos de Felipe IV, se produciría la segregación del reino de Portugal.

Hay que llegar hasta la época de la Revolución francesa y las subsiguientes guerras napoleónicas, que convulsionaron Europa alterando los límites fronterizos de las naciones en liza y de las distintas monarquías reinantes, para contemplar un diferente mapa geopolítico del Viejo Continente. Situación que no afectó al reino español, no obstante la invasión francesa, siendo precisamente desde destacados lugares de Cataluña, entre otros, por el pueblo levantado en armas, donde se le defendió con más denodado ahínco. Unos incontrovertibles hechos históricos.

Defrauda por ello que no por personal tendenciosamente mal informado, o contaminado desde la escuela primaria por la sesgada y nefasta propaganda nacionalista, sino por, al parecer, algunos catalanes enseñantes, universitarios y licenciados y doctorados profesores de historia, se respalden sin sonrojo unas tesis que científicamente contradicen las conclusiones resultantes contrastadas por la Historia de España.

Una de las bases soberanistas de la manifestación contrapuesta al avatar histórico la estriba el imperante nacionalismo en el propio lenguaje catalán. Pero dialecto a fin de cuentas. Un habla de frontera, en definitiva, que se formó en su día, en la antaña Marca Hispánica y en los condados pirenaicos adyacentes y limítrofes, con las influyentes verbales intromisiones galas del francés país vecino. Si bien ese dialecto, que como cultura popular y riqueza lingüística merece la protección del Estado, como otras tantas hablas hispanas, no sería nada sin el relevante y fundamental sustrato del idioma castellano al que se debe. Como así lo manifiestan, desde el ayer, una gran mayoría de ciudadanos.

* Doctor ingeniero agrónomo. Licenciado en Derecho