Tras haber visto la falta de confianza y el desprecio palmario que se tienen entre sí Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, no he podido dejar de sentir alivio al comprobar que han sido incapaces de formar un Gobierno de coalición entre ellos. ¿Se los imaginan juntos en un Consejo de Ministros? ¿Quién de los dos mandaría y los proyectos de quién de ellos saldrían adelante? Sí, ya sé que Pablo Iglesias estaba vetado para ser miembro del nuevo Gobierno, pero allí estaría en cada reunión Irene Montero «wasapeando» a dos dedos con él para que le diga qué decisiones se deben tomar. Se produciría un streaming en directo, hilarante, por el que pagaría si me lo dejasen ver. Para ser justos con el sistema hormonal, hay que decir que la falta de entendimiento entre Sánchez e Iglesias no se ha producido solo por una cuestión de testosterona, sino que también ha tenido mucho que ver la usura mostrada por ambos al querer quedarse con los mejores y más importantes sillones del Gobierno. Pero ¿y España? ¿Han hablado de España?... Ay, lector, pero qué cosas más ingenuas me preguntas. Por supuesto que no. Primero los políticos se reparten el botín «y luego lo hablamos, ya si eso», que diría Mota.