Hay libros que uno devora con fruición porque nos ofrecen en sus páginas temas palpitantes, de una manera atrayente. Y más todavía, si son temas que influyen en nuestra vida, que plantean situaciones y realidades que nos afectan, ofreciendo a la par soluciones concretas. Uno de esos libros lleva por titulo 16 ideas para vivir de manera plena, editado por Desclée de Brouwer y escrito por Daniel Serrano Collantes, médico, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, con una dilatada experiencia profesional. Ha trabajado tanto en el sector público como el privado, en el ámbito rural y urbano, en España y en el extranjero. Fernando Alberca, buen amigo y, sobre todo, buen conocedor de los temas educativos, ya nos advierte en el prólogo sobre el interés del libro. «La vida es una enfermedad que se cura con la felicidad. Y está hecha para vivirse y vivirse bien, aprendiendo a ser feliz, con una felicidad que realmente todos tenemos al alcance de la mano, con independencia de las circunstancias y que, sin embargo, pocos descubren», comienza diciéndonos el prologuista. Y más adelante nos habla del autor del libro, como «uno de esos seres humanos completos que buscan en su ocupación diaria, hacer la vida más feliz a todos. Desde su profesión médica observa la realidad, la estudia y aplica el tratamiento que la vida necesita, porque Daniel no solo sabe de diagnósticos, sino también de tratamientos». Uno de los capítulos de la obra está dedicado a mejorar la gestión del tiempo, el orden y el estrés. El estrés, lo sabemos todos, nos devora casi sin darnos cuenta, hasta tal punto que «España es uno de los países donde menos horas se duerme». A propósito del estrés, Daniel Serrano nos habla de los cartujos: recientemente leí en una novela un consejo que le da un personaje a la protagonista que se encuentra un tanto estresada. Este le cuenta una técnica que utilizan los cartujos. Le pregunta a la protagonista cómo cierra las puertas, en concreto si las deja entreabiertas, las empuja suavemente o tal vez las cierra de golpe. «Creo que las dejo entreabiertas o las empujo suavemente. Nunca doy portazos, eso desde luego», responde la protagonista. Entonces, el personaje le cuenta lo siguiente: «A los cartujos, durante su noviciado, se les enseña a cerrar las puertas volviéndose para activar cuidadosamente su mecanismo, sin empujarlas, ni dejar que se cierren solas. ¿Sabe por qué se les exige eso? Para que aprendan a no apresurarse, para que aprendan a realizar una cosa detrás de otra, para entrenarlos en la mesura, en la prudencia, en el silencio y la observancia de cada gesto». Tal vez nos podamos plantear este pequeño ejercicio para ir ganando en serenidad y luchando contra el estrés. Creo sinceramente que Daniel Serrano pone el dedo en la llaga y nos abre un camino nuevo para «curar» el estrés, poniendo como ejemplo a los cartujos. ¡Quién lo diría! ¡Con lo fácil que resulta a veces solucionar un problema!

* Sacerdote y periodista