Desde mi humilde posición de ciudadana cordobesa observadora, interesada por los problemas de nuestra región andaluza, me permito dirigirte estas palabras que pienso reflejan el sentir de muchos andaluces silenciosos que hemos seguido con interés y preocupación los últimos acontecimientos políticos que nos afectan tan directamente.

Creo que no me arriesgo demasiado al asegurarte que la principal causa de tu pérdida de votos --y por tanto del poder-- ha sido esa línea socialista radicalizada que dialoga, conversa y coquetea con los socios independentistas y con toda clase de extremistas que han convertido los parlamentos en lugares impensables. Ante el temor de darle alas al nuevo Ferraz, muchos andaluces han dirigido su voto al centro o incluso a posturas radicales contrarias a lo que estamos viendo y oyendo en las nuevas hornadas políticas.

Es cierto que has perdido el cargo de presidenta --que creo hubieras conservado sin gran dificultad sin la amenaza del extremismo radical que planea sobre la política española-- pero tienes una labor importante como jefa de la oposición y un horizonte abierto a futuras esperanzas. Mi humilde consejo es que sigas, como hasta ahora, con tu talante moderado, socialdemócrata y constitucionalista a machamartillo, un baluarte del socialismo que añoramos muchos andaluces: el de los grandes autores de la Transición y la concordia. Y, por cierto, recordar que en nuestra democracia es primordial el respeto a los votantes. Son los que tienen la palabra y en este último acto han hablado libremente. Merecen ser escuchados.