Querido Albert Rivera, siento decirle que la postura que ha adoptado con relación a Vox, el nuevo partido que ha irrumpido tras las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre, no es la que podía esperarse de un liberal que no está a favor ni contra nadie por sus ideas. Señor Rivera, usted no solo está rechazando a Vox sino que siente «ascos» de hablar o mucho menos hacerse una fotografía con ellos. No me encaja esa postura. Porque le recuerdo que usted ha criticado que los independentistas catalanes le arriconen y le encierren en un cordón sanitario y no cuenten con usted para nada. Tampoco está aceptando que el presidente Sánchez Castejón esté negociando (e incluso haciendo concesiones humillantes) con los independentistas sin contar para nada con usted. Según usted eso no es democrático. ¿Cómo, si usted rechaza lo que están haciendo con usted y su partido, puede actuar como está actuando con Vox?

Mire usted, señor Rivera, en la España democrática, o en cualquier democracia occidental, no hay partidos de extrema derecha, de extrema izquierda, o simplemente derecha o izquierda, sólo hay partidos legales... Y sabe usted muy bien que para ser un partido legal hay que cumplir los requisitos que exige la Ley de Partidos para poder inscribirse en el Registro de Partidos, que naturalmente pasa porque en sus estatutos figure expresamente la aceptación de las leyes en vigor y muy especialmente de la Constitución. Por tanto, no puedo entender que usted rechace y pretenda aislar a Vox como si las 400.000 personas que le han votado en Andalucía, fuesen leprosos... Y más cuando de esa colaboración puede surgir un cambio tan importante como el que se necesita en Andalucía.

Señor Rivera, usted sabe muy bien que un partido, cualquier partido puede incluir en su programa electoral cualquier proyecto (siempre y cuando sea Constitucional y a veces ni eso), pero luego, superadas las elecciones y con los resultados obtenidos llega la hora de la verdad... Y la hora de la verdad es la que te va a aprobar tus propuestas o a rechazarlas. Se aprueban, aunque sean novedosas, aunque sean rupturistas, las propuestas que obtienen mayoría de apoyos en el Parlamento y se rechazan, sin más, las que no las tienen. Entonces, ¿qué más da quién propone o qué propone? Como da igual si el partido que propone es considerado de derechas, de izquierdas o de extrema derecha o extrema izquierda.

Luego, ¿por qué rasgarse las vestiduras ni pretender aislar a Vox antes de llegar al Parlamento? Le aseguro que sus propios votantes y simpatizantes no están entendiendo su postura. No están entendiendo que usted acepte sentarse a la misma mesa con los comunistas de Podemos, o los terroristas de ETA o los independentistas de Cataluña y rechace como si fuesen apestados a las gentes que han votado a Vox, que como usted sabe muy bien son gente normal y más bien conservadoras. (A este respecto le quiero decir algo que ha sucedido en una familia amplia de Córdoba. El abuelo, dos hijos y un nieto decidieron votar a Vox, la abuela, la madre, otros dos hijos y dos nietos se repartieron entre Ciudadanos y el PP; tres de los tíos se inclinaron por el PSOE y todavía hubo dos hijas y dos nietos más que votaron a los comunistas de Podemos... Con esta situación ¿cómo calificaría usted a los componentes de esa familia? ¿por qué para usted son dignos de hablar con ellos y consensuar los partidarios del PSOE, PP y Podemos y sin embargo rechaza a los que votaron por Vox? Este es el gran error que usted está cometiendo).

Mire usted, señor Rivera, sabe muy bien que su ascenso a nivel nacional tiene su base en la oposición radical que Ciudadanos (con esa invalorable Inés Arrimadas al frente) hizo y sigue haciendo en Cataluña contra los independentistas que quieren romper la unidad de España y que se están saltando a la torera la Constitución y el Estado de Derecho. Le aseguro que si usted no hubiese seguido esa política en Cataluña no se habría producido su éxito en Andalucía. Y esto debiera hacerle meditar y reconocer que el independentismo catalán ha provocado el resurgimiento del «españolismo» del resto de España. Tal vez por eso está furioso contra Vox, porque se está apropiando de esa bandera y está molesto con un competidor que puede quitarle votos en las próximas elecciones.

Mire usted, señor Rivera, muchos españoles aplaudimos su irrupción en la vida nacional porque creimos que usted y su partido iban a poner por encima del Partido a España. Y, desgraciadamente, su postura y su desprecio y su rechazo a Vox, nos están indicando que a la postre usted es como los demás. Así que rectifique y compórtese como un liberal y como un español, que quiere lo mejor para España, porque de lo contrario se arrepentirá cuando lleguen de nuevo las urnas.

Y termino, pero no sin antes hacerle una última pregunta: ¿Qué haría usted en el supuesto de que Vox, esa «Extrema Derecha» que usted está demonizando, ganase las próximas elecciones generales y tuviese que formar Gobierno? Yo, señor Rivera, cambiaría la estrategia que está siguiendo en la actualidad.

* Periodista y miembro de la Real Academia de Córdoba