Hoy, jueves, en el Rectorado de la Universidad de Córdoba, tendrá lugar el acto de entrega del XXXIV Premio Córdoba de Periodismo al querido compañero Carlos Miraz, «por su dilatada trayectoria profesional». El jurado de la Asociación de la Prensa quiso destacar también su especial dimensión «de ser un referente para la profesión y para Córdoba», como queda reflejado en los artículos de opinión que se publican habitualmente en las páginas de nuestro periódico. Conocí a Carlos cuando daba sus primeros pasos en el periodismo cordobés, y he convivido con él en las tareas informativas, muchos años, en la Redacción de CÓRDOBA. Cuando llegó la primera encrucijada y el paso del periódico a la empresa privada, Carlos se incorporó como jefe del Gabinete de Comunicación de nuestra Universidad, donde desarrolló una espléndida labor y, ya más reciente, su nombramiento como académico correspondiente por Gijón, de la Real Academia de Córdoba, y esa forma suya de encarar la información de la mano de la cultura, y la cultura de la mano de la historia, en sus artículos periodísticos. Tiene lugar la entrega de este Premio Córdoba de Periodismo --premio que figura también como un gran honor en la agenda de mi corazón--, en la víspera de la fiesta de san Francisco de Sales, patrón de los periodistas, un hombre «rebelde» en su época, allá por el siglo XVII, que escribía de día hojas clandestinas y las metía por debajo de las puertas, de noche. Por esa razón se ganó el patronazgo que nos honra. Escribía como un ángel. De tal forma, que los franceses lo tienen entre sus clásicos de literatura. Hay una amistad que no se puede olvidar: la que mantuvo con Juana Chantal; con ella fundó la Orden de la Visitación. Y una virtud: la dulzura de este hombre, de quien dicen que en su juventud tenía muy mal genio. A él, todos los periodistas, cada uno desde su orilla y desde su fe, le encomendamos nuestros afanes y tareas. Sin olvidar que los Medios de Comunicación son los «nuevos areópagos», como dijera san Juan Pablo II, y los periodistas, «antenas de todos los vientos». Y nuestra enhorabuena a Carlos Miraz. De corazón.

* Sacerdote y periodista