La animadversión del depuesto jefe del Govern hacia la Unión Europea va a más. Con su soflama en un canal de televisión israelí contra lo que llama «club de países decadentes, obsolescentes» y la insinuación de que los catalanes deberían votar si siguen en él, Puigdemont se pone al nivel de los peores eurófobos. No solo ha dividido a los catalanes con el independentismo, sino que ahora quiere desde su refugio en Bélgica cargar las culpas de su fracaso personal y político sobre los hombros de la UE .