Las próximas elecciones generales son las más disputadas, ningún partido tiene seguridad en su propio resultado. Todos luchan por los votos de los colectivos: mujeres, mundo rural, pensionistas... Como si esos grupos votaran de forma unitaria, sin tenerse en cuenta las individualidades personales de quienes los conforman, que dividirán su voto en las distintas opciones políticas.

Lo llamativo de esta campaña es la falta de programa político de los partidos, y de cómo estos han anunciado desde la precampaña con quien pactarán tras las elecciones, sabedores de la necesidad de coaliciones. Es la primera vez que los partidos se han apresurado a manifestar sus posibles pactos, constituyendo ello su «programa político», sin mención alguna a propuestas o ideas sobre la generación de empleo, la garantía de las pensiones, la necesaria gestión sanitaria, el pacto para la educación, las medidas para la igualdad y lucha contra la violencia, etc. No, esta campaña quiere jugar con los sentimientos de las personas con eslóganes, anuncios y campañas en las redes sociales que no ahondan en ninguno de los temas fundamentales citados, banalizando no solo la política sino despreciando a los propios electores, a quienes quieren confrontar.

Ninguna tranquilidad me da quien quiere gobernar España cuando en campaña electoral tuerce la legalidad por interés partidista y no por interés de todos ciudadanos. A falta de programas, ¿qué ha hecho Sánchez? Ninguna medida de su gobierno destaca, y de continuar en el poder estaremos de nuevo inmersos en su problemática y discutida no exhumación de Franco, y en su acción sometida y dependiente de los independentistas, que forzaron el adelanto electoral. Ese continuista panorama no arregla los problemas de la gente, crea más tensión social y no se puede perder más el tiempo. Mientras, la derecha tripartita no lo tiene fácil con la fragmentación del voto, tenía que ser más activa y haber concurrido conjuntamente en algunas circunscripciones. Pero todavía pueden aliarse, es más y aunque pueda resultar ilusorio, deberían negociar ya en campaña sin saber los resultados electorales, y a pesar de sus diferencias pues los españoles somos diversos. Transmitir de forma conjunta un proyecto firme y solvente en empleo, pensiones, educación, sanidad y unidad de España, entre otros, donde los personalismos quedan en segundo plano. España necesita estabilidad y tranquilidad, y no ser rehén de los independentistas y separatistas. Ante la división y confrontación de otros, unidad y entendimiento. ¡Pero ya!

* Abogada