Proliferan en nuestras calles bares, cafeterías, pizzerías, ¡hasta fruterías! que, como Manuel Fraga, proclaman aquello de "la calle es mía". Estos negocios, amparándose en las normas antitabaco, o en una mejor atención al cliente, ocupan la vía pública más de lo que les autoriza la normativa vigente.

Y es que contamos con una estupenda ordenanza reguladora de la ocupación de la vía pública mediante veladores, toldos, parasoles, etcétera, que, simplemente, no se cumple, ni se hace cumplir. La consecuencia es que no podemos andar por nuestras calles, acceder a nuestras viviendas, descansar, todo para que el infractor de la norma incremente sus beneficios.

El problema es diferente según las zonas de la ciudad. En la zona turística y comercial, se agrede al peatón y a otros comercios, que ven ocupadas sus fachadas o tapados sus escaparates e, igualmente, al patrimonio arquitectónico e histórico que ve alterada su imagen.

En barrios con calles estrechas se provocan problemas de accesibilidad general; y en barrios de amplias aceras y plazas, se convierte en residual el espacio libre de uso común.

Las asociaciones vecinales hemos venido colaborando con los negocios de hostelería de nuestros barrios pues son parte del vecindario y la convivencia nos conviene a ambos. Pero ahora han aparecido numerosos "pseudohosteleros" que solo piensan en su negocio inmediato.

Por ello, desde la Federación de AA.VV. Al-Zahara hemos considerado necesario promover acuerdos con Hostecor y exigir al Ayuntamiento que se haga cumplir la normativa y que se definan con claridad los criterios de interpretación y aplicación de la ordenanza. Apoyamos, pues, la actual campaña de inspección de terrazas, debiendo actuarse contra quien no cumple las normas, pasando de la información a la sanción. Recordemos que los veladores no son un derecho sino un privilegio.

Defendemos que la vía pública no se ocupe en más de un 50% de su anchura o extensión por veladores; que no se puedan instalar espacios cerrados en la calle; que el número de veladores esté en función de la superficie del local y de su fachada; que no se puedan dejar los veladores ni el resto del mobiliario en la calle de forma permanente; que la ocupación de aparcamientos sea posible donde haya informe favorable vecinal y de tráfico; que se comunique en el exterior del establecimiento el espacio que tienen autorizado ocupar y los plazos y temporalidad de los mismos. En definitiva, que se recupere el concepto de que la calle es prioritariamente para el vecindario--peatón y para el paseo y disfrute ciudadano, siendo los veladores y terrazas elementos complementarios a los negocios pero subordinados al interés general. Y es que la calle es nuestra, de todos, y no de quien la usa para su interés privado.

* Presidente Federación de Asociaciones Vecinales Al-Zahara