Dicen los que la vieron, porque a mí no me dio tiempo a verla, que ha sido la Cabalgata de Reyes más fugaz que ha pasado por Córdoba. Una cabalgata sencilla, peculiar, con tan solo los tres personajes principales, Melchor, Gaspar y Baltasar, en globo aerostático.

Es curioso cómo en esta ocasión los grupos políticos de la oposición se han unido para criticar su organización, calificándola, alguno de ellos, como de «esperpento». Quisiera yo saber dónde han estado metidos años atrás cuando la cabalgata pasaba por las calles, y eso sí que era un esperpento. No es que yo sea amigo de cabalgatas aerostáticas ni mucho menos, ni considere que ha sido una buena idea, pero si me ponen a elegir, prefiero esa fugaz cabalgata aérea a la que año tras año, y ya van unos pocos, nos tenemos que tragar a pie de calle.

Una cabalgata, como ya he dicho en varias ocasiones, sin sentido, con connotaciones religiosas a poder ser camufladas, con música discotequera, con carrozas más propias del carnaval o de un parque temático que de los Reyes Magos. Pero parece que esos que ahora se rasgan las vestiduras y hablan de esperpento no tienen memoria, cuando ni ellos, ni sus por entonces socios de gobierno, fueron capaces de poner en la calle una cabalgata a la altura de la ciudad.

Por lo cual, quizás ahora, después de la crítica y al parecer lo importante que es la estética y organización de la cabalgata de los Reyes Magos, sea el momento de que todos los grupos políticos se unan para ir diseñando el modelo de cabalgata del año que viene, donde espero, y así se lo he pedido a los Reyes, que en ese viaje en globo se lleven para siempre la cabalgata de Córdoba, ese «esperpento» con el que la ciudad ha recordado en las últimas décadas a sus majestades los Reyes Magos, se la lleven surcando el cielo rápido y fugaz como la cabalgata de este año.