Bufonada, payasada, farsa, burla, chufla, camelo, broma --de mal gusto--, cuchufleta, paparrucha, guasa, inocentada, novatada, mofa, befa, chiste --malo--, payasada, pitorreo, circo --mediático--... ¡poca vergüenza!

Como cuando alguien hace alarde continuo de su potencial económico, de su casa de lujo, de su coche último modelo y de tener los niños en el colegio bilingüe y de pronto nos enteramos que vive del dinero prestado de otros y que debe hasta de callarse.

Como esos hombres de iglesia que predican sobre la tolerancia, la continencia, la igualdad, el voto de castidad y hasta de pobreza y un día nos enteramos que tienen «familia», con algún que otro vástago y que de pobreza nada de nada.

Como esos gurús mediáticos que nos dan lecciones de cómo vivir conectados a la naturaleza, que nos venden las bondades del veganismo, la paz de espíritu y un buen karma, sin dejar atrás los chakras y resulta que luego comen chuletones, son conductores de esos que insultan a todo el que se le cruza y los chakras de la pareja se los abren, pero a martillazos.

¡Ya saben a quién me refiero!... Cada día que pasa nos preguntamos qué burla nueva, qué bufonada mediática aún más ridícula nos tiene preparada. Hasta ahora ha venido superándose a sí mismo cada día, teniendo que reconocerle su capacidad para sorprendernos a base de ceder más y más en lo más básico que un hombre debe tener: su dignidad y honor. Un señor que ha tenido las riendas de una Comunidad rica, poderosa y libre y que se «pira» sin rubor ni vergüenza torera dejándola sin empresas, dividida en su tejido social hasta un extremo difícilmente reparable a muy largo plazo y secuestrada en sus nuevas generaciones por unas ideas tan absurdas como falsas.

El acto final de su opereta solo tiene a mi entender una ventaja: la cobardía es tan flagrante que supera incluso a sus delitos, así que llegará el tiempo en que hasta los suyos lo condenen. Bueno y algo más, ha conseguido que la bandera española sea de todos y que Manolo Escobar rebose felicidad allí donde se halle.

No vuelva tampoco hoy Sr. Muy Honorable, que cuando algún día lo haga sin más remedio, lo sea con mayor escarnio y abucheo hasta de los propios podridos en prisión y nos habremos quitado de en medio construir un mito.

¡Cobarde!

* Abogada