Las diferentes publicaciones de los entresijos privados del procés desnudan la incapacidad de sus líderes y el papel relevante que tuvieron una irresponsable y entusiasta brigada de periodistas, intelectuales, activistas y mercaderes de distintas índoles. Los mismos que los impulsaron hasta la mayoría política. Los mismos que los siguieron empujando hasta el abismo. Es evidente que el procés ya está agotado. No hay estrategia, no hay camino, no hay líderes. Solo quedan palabras grandilocuentes y los restos de masturbaciones narcisistas. ¿Ha perdido la batalla? No. Básicamente porque nadie la está venciendo. Bajo esta suerte de hemiplejía política, todo se pudre. Y se contagia. España entera puede colapsar. Vox está ahí para acabar de exacerbar las emociones y agravar el conflicto. Cuando calla la razón, grita el odio. Solo un discurso conciliador, con ánimo reparador y lo suficientemente valiente para enfrentarse a las brigadas de uno y otro lado, puede apaciguar la situación y crear las condiciones para trazar soluciones. No será rápido ni fácil. Todos tendremos que perder algo para no perderlo todo.

* Escritora