Sorpresa podría ser la palabra que defina de forma general la impresión primera tras el escrutinio de votos en las elecciones andaluzas, pues ninguno de los partidos políticos que concurrían esperaban, tras el recuento, los resultados propios o los del adversario. Ni siquiera las encuestas electorales han acertado, pues el previsto desgaste de los socialistas no pasaba por un debacle del mismo que le hiciera perder el poder en la Junta de Andalucía. Eso no se imaginaba, aunque se ansiara, y ni los del PP perdiendo votos preveían la posibilidad, real, de poder presidir el Gobierno andaluz. La marca Podemos Adelante Andalucía, siendo un partido emergente también ha perdido escaños, sin lograr sobrepasar a Ciudadanos, que era su objetivo. Así, la izquierda es la gran perdedora, pero a demás lo es en el que ha sido su feudo durante 40 años de democracia, lo cual puede tener una repercusión a nivel nacional que tanto Sánchez como Iglesias deberían reflexionar y hacer autocrítica, en vez de asustar con la que llaman ellos ultraderecha. ¿Es que Podemos no es izquierda extrema que apoya regímenes autoritarios donde se vulneran derechos humanos fundamentales? Quien sube, y mucho, ha sido Ciudadanos, quizás por su lucha contra el independentismo y separatismo catalán, siendo Andalucía una de las comunidades autónomas donde más se hace defensa de España y de la Monarquía. Pero el gran triunfador de la noche electoral ha sido Vox, que irrumpe en el Parlamento andaluz con 12 parlamentarios, y que de él depende que la derecha tome el poder y gobierne en la Junta de Andalucía. No me gustan nada los extremos ni los radicales, y Vox se ha apropiado de una zona en la que la derecha no era tan derecha, pues tanto PP como Cs se disputaban el voto centrista, dejando un espacio a Vox para los que aceptando el discurso de derechas, escapaban del «buenismo» y buscaban contundencia y energía en determinados temas fundamentales para España. Vox tiene la llave para que la derecha, toda ella unida, evitando la radicalización, pueda gobernar Andalucía. Y la buena noticia es que el poder que ha estado en manos del PSOE durante 40 años, pase a otras manos distintas de partidos que en ningún momento han gobernado nuestra Comunidad. Y el resultado del juicio de los ERE ya casi no tiene valor alguno, independientemente del fallo judicial, lo importante es que los altos cargos y directivos de la Junta de Andalucía, y sus allegados y a quienes nombraron, van fuera de la Junta, acabándose así una etapa de corrupción y clientelismo socialista. ¡Cuántas trituradoras entraran en funcionamiento hasta que entre el nuevo gobierno! Borrón y cuenta nueva. Ahora se abre una etapa que es de verdadero cambio, real y lleno de expectativas, que la derecha debe liderar unida, incluso compartiendo gobierno, porque para el efectivo y real cambio, las derechas han de actuar conjuntamente. Esperemos que sepan articularlo y comience el despegue y desarrollo económico-social que Andalucía tanto necesita.

* Abogada