Bonitos, nuevos, inteligentes... Así definió Donald Trump los misiles que amenaza con lanzar sobre Siria. Prepárate, Rusia, anunció por Twitter. Y con Rusia, medio mundo se preparó. De hecho, llevamos ya casi 15 meses preparándonos. O, como mínimo, tratando de acostumbrarnos. No es fácil admitir que tenemos (sí, lo tenemos todos) una caricatura de cómic al mando de la primera potencia mundial. Más allá del análisis político de si EEUU debe o no contener el apoyo de Rusia al régimen de Bashar al Asad, más allá del debate ético sobre unos intereses geoestratégicos que contemplan a Siria como su particular tablero de juego y mucho más allá de la rabia por siete años de duelo, medio millón de muertos y cinco millones de refugiados que han huido de un país devastado, sobrecoge admitir que los mandos del planeta están en manos de un tipo que se hace el gallito por las redes y que amenaza con lanzar misiles como quien reta a jugar al Call of duty. Será el signo de los tiempos. SuperTrumps tuiteando lo primero que les pasa por la cabeza, creyéndose tan geniales que actúan sin filtros, frivolizándolo todo, incluso los temas más trascendentales. La alta política discutida en una barra de bar. No, en realidad, mucho peor. Porque en las redes ni siquiera contemplas los rostros que te rodean. ¿Qué pensaron los habitantes de Siria, los que sobreviven, cuando leyeron ese tuit bravucón? Ellos saben que los muertos no son virtuales.

* Escritora