Hay titulares en la prensa escrita con los que uno topa y otros con los que tropieza. Tropezar es lo que sucede cuando se leen las recientes declaraciones de Antonio Hermoso, presidente andaluz de la Confederación de Personas con Discapacidad Física de Andalucía (Codisa Predif). Afirmar como él lo ha hecho, que «no hay un barrio en Córdoba que sea accesible» no es señalar un simple defecto de alguna circunstancia concreta que se pudiera mejorar, sino denunciar una auténtica lacra de integración social de las personas que requieren una accesibilidad adecuada no para hacer actividades extraordinarias, sino para llevar el día a día más moliente y cotidiano, como por ejemplo pueda ser ir a comprar el pan o acercarse al súper. Esta circunstancia lamentable, a estas alturas de la película que nos han venido vendiendo políticos de todos los signos sobre la integración social de personas con discapacidad física y de la accesibilidad en la propia ciudad ha sido un «bla bla bla» que ya compromete los derechos fundamentales de las personas que requieren una adaptación lógica para acceder a todos los espacio necesario para el normal desarrollo de una vida digna. Está claro que Córdoba no está en ese top de las 10 ciudades más accesibles de España. Según la Comisión Europea, una ciudad es accesible cuando «todo el mundo puede vivir en ella, desplazarse por ella y utilizar todos los servicios sin problemas». De esta manera, toda la población tendría igualdad de oportunidades tanto para moverse como para participar en lo que acontece en la ciudad, y se proyectaría una imagen positiva que favorecería el turismo. Está claro que hay denuncias en forma de noticias que requieren una respuesta política inmediata. Y esta, cuya cuestión es la falta de accesibilidad debiera de tenerla ya para todos y cada uno de los barrios de la ciudad.

* Mediador y coach