La forma en la que el señor Carlos Eslava habla de las personas más pobres de Córdoba en la entrevista que le realizó el Diario CÓRDOBA el pasado día 25 de febrero hace verlo más como el gerente de empresas que fue que como el presidente del Banco de Alimentos que es.

En este artículo, el señor Eslava menciona a la cocina abierta del Centro Social Rey Heredia, de la que las abajo firmantes somos integrantes. La cocina abierta tiene todos los papeles de Sanidad en regla desde hace años (antes no, por carecer de agua corriente, ya que el anterior gobierno municipal del PP nos la cortó).

Por otro lado no creemos que a la pobreza haya que añadirle la humillación de desconfiar de las personas que buscan un plato de comida, exigiéndoles como hacen el resto de comedores sociales y el Banco de Alimentos, documentos que en algunos casos pueden tardar muchos meses en conseguir, si es que los consiguen.

El señor Eslava demuestra su falta más absoluta de empatía, además de un cinismo hiriente e insultante. Da por hecho que muchas personas son pobres porque quieren y que además de pobres son embusteras y aprovechadas. Esta es la típica mentalidad burguesa de gente que no sabe lo que es quedarse sin trabajo o tener uno que no te da ni para malvivir, de personas que no saben lo que es trabajar en empleos donde los empresarios no te dan de alta (como el servicio doméstico y otros muchos) y por lo tanto no poder luego cobrar paro, bajas laborales y pensiones. Gente que cree desde la cuna que sus privilegios se deben a sus méritos personales y que la ausencia de privilegios de otros grupos sociales se debe a la falta de dichos méritos.

Desde la cocina abierta del Rey Heredia queremos exponer nuestro desacuerdo con los comentarios de este señor y con la política del Banco de Alimentos, que además de lo anteriormente citado, solo suministran productos no perecederos. Nos gustaría saber si los gestores de esta entidad, cuando comen lentejas, arroz o garbanzos solo les echan las legumbres, el agua y un poco de aceite de girasol. Prefieren que la verdura, fruta y otros alimentos perecederos sean desechados antes que crear una forma de suministrarlos.

Este señor no debería estar ni un minuto más presidiendo una entidad de este tipo, pues su aporofobia es manifiesta.