Lo de la retirada del busto de Abderramán III de la plaza de Aragón de Cadrete (Zaragoza) sería solo un incidente algo paleto y extravagante de no encerrar su carga de ideología cerril, ignorancia, revanchismo y puede que racismo. Que son palabras mayores. Un revanchismo de más de diez siglos, pero ya sabemos que Vox está en eso de la Reconquista, y su memoria histórica se remonta a Don Pelayo, por más que al tiempo pretenda que la de las víctimas de la guerra civil española se borre en menos de un siglo. Pero no entremos ahí, es demasiado complejo y delicado, con más matices de los que ven los que están en ese debate, como para mezclarlo con el disparate maño. Y no generalizamos, pues por las tierras aragonesas ya le han afeado a la alcaldesa del PP y al edil de Vox esta acción, que vino precedida de un par de atentados contra la escultura, el último en forma de cubo de pintura roja que todavía se aprecia en las fotografías. Y de una recogida de firmas previa a las elecciones municipales, pues, al decir de los recalcitrantes dirigentes municipales, el pueblo, de cerca de 4.000 habitantes, no se sentía representado por el busto. Así que el pelirrojo monarca, tan español como los que lo quitan del podio, había entrado en la campaña electoral.

La estancia de Abderramán III en Cadrete en los años 935 y 936 tuvo por objeto preparar el asedio de Zaragoza y vencer a los Tuyibíes (fíjense qué apellido más reciamente castellano) que se le habían sublevado. Zaragoza era en aquel momento la Marca Superior del Califato Omeya, y el califa pretendía poner orden en sus dominios. Vamos, que no era Napoleón invadiendo la Península. Sea como fuere, el hijo de la vascona, español avant la lettre (no existía España, pero había existido la Hispania romana, porque nuestra tierra es tan hermosa que se han pasado la vida invadiéndonos: desde los cartagineses a los latinos y luego los godos, antes que los árabes, así que no vamos a dar abasto para retirar esculturas), o sea, Abderramán III, dejó allí en Cadrete un castillo defensivo, que es, junto con una iglesia, lo más visitable que tiene el pueblo. Pero si es verdad que los vecinos se sienten ofendidos, mire usted, desde aquí nos sumamos a la corriente que pide que nos manden para Córdoba el busto, que ya lo colocaremos nosotros donde no moleste, porque sabemos que representa al mayor faro de civilización y cultura que hubo en el siglo X en Occidente. Y, si el castillo les trae malos recuerdos históricos, que lo vayan desmontando, que por aquí lo acomodamos.