Después de la semanita que llevamos, una más sin gobierno y en desgobierno, qué gusto da asistir a la ópera El elixir de amor , que repite hoy en el Gran Teatro. Al terminar la representación de tan sencilla historia, pero tan grande por la música de Donizzeti, salí gozoso al bulevar pensando: "qué bueno es que triunfen los buenos", ya que rara vez en la vida real y en la ficción son las personas buenas y limpias de corazón las que salen ganando. En este gracioso juguetillo lírico se cuenta y canta el amor de Nemorino (Pablo García López, tenor) por Adina (Auxiliadora Toledano,soprano) obstaculizado por un militar fanfarrón, un charlatán vendedor de humo, la parroquia gregaria y la altivez de una joven que lo ignora. Como les digo, contratado y contra todos triunfa el amor y el amante de la "furtiva lágrima", y hay justicia poética frente a quienes actúan solo por sus intereses, y esto no es lo común como bien saben ni en la vida ni en el cine, porque tendemos a sentir atracción por el mal y así nos va. Pero triunfan también en esta ópera los jóvenes y buenos cantantes cordobeses Auxi y Pablo --quédense con sus nombres-- porque aunque ya han transitado el circuito lírico internacional en Andalucía no les habíamos visto en papeles protagonistas, y son excelentes intérpretes con un brillantísimo futuro que les auguro y deseo. En ellos veo y reconozco a los andaluces admirables que deberíamos tener por referencia y ejemplo para los jóvenes, como Paco Montalvo, Javier Perianes o Mariola Cantarero, que de folclorismos ya vamos bien despachados.

* Periodista