Los autónomos andaluces han rebajado sus expectativas en cuanto a la evolución de la economía en la segunda mitad del año. Sin caer en el pesimismo, sí tienen menos confianza, según los resultados del Barómetro de Autónomos de Andalucía, que presentó ayer en Málaga el presidente de ATA, Lorenzo Amor. Con todo, tres de cada cuatro confía en que su negocio no empeorará, e incluso un 31% espera que mejore. En suma, que las cosas no van mal, pero persiste la incertidumbre, y tal vez por eso los trabajadores por cuenta propia sigan siendo reticentes a endeudarse --los bancos abren ahora más la mano, pero solo un tercio de los encuestados ha pedido créditos-- y sean lentos a la hora de crear empleo. Aun así, los autónomos son una de las principales fuentes de creación de empleo en España, y es necesario atender sus demandas y enfocar la normativa para, sin privilegios, responder a las necesidades del colectivo. Un colectivo muy preocupado por la morosidad, pública y privada, y que alerta sobre el fraude real que supone la proliferación del ‘falso autónomo’, figura cada vez más utilizada por las empresas para ahorrar costes laborales. El lunes, las organizaciones ATA y UPTA se reunirán con la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, para plantearle sus reivindicaciones y exponerle un modelo de tablas de cotización en el que proponen cinco tramos según los ingresos del autónomo. Una de sus preocupaciones es conseguir que los que ingresan menos del salario mínimo no se salgan del sistema hacia la economía sumergida. Merece la pena que el Gobierno estudie sus propuestas y consensúe soluciones que mejoren tanto la situación de los autónomos como las arcas del Estado.