Y ya ha llovido cuando en enero de 2005 publiqué en el CÓRDOBA la celebración de la I Travesía Córdoba-Ategua, bajo el título «Ategua y su reconquista». Venía a opinar entonces en las primeras líneas del artículo lo siguiente: «...esta primera travesía ha venido a marcar una fecha importante para nuestra Asociación Cultural Amigos de Ategua de Santa Cruz por lo que significa de divulgación y conocimiento popular del yacimiento de Ategua, que es, entre otros, uno de sus fines fundacionales». Hoy, al cabo de 15 años consecutivos de mi persistente recordatorio público de esta celebración, surgida desde las entrañas de un conjunto de personas de la barriada de Santa Cruz con la idea de convertir un acto deportivo/cultural en una protesta reivindicativa y un llamamiento a la Junta Andalucía, responsable del abandono, olvido e insensibilidad de un yacimiento de primer orden como el de Ategua.

Pues bien, creo que desde aquellas palabras escritas en 2005 el conocimiento popular del yacimiento ha crecido, diría yo, de forma exponencial por cada año que ha venido organizándose. Seguir con tesón y voluntad firme citándonos en el Campo de la Verdad (plaza Santa Teresa) durante 15 años consecutivos, para la asociación no ha sido fácil. Y no por falta de fe y voluntad firme, sino porque es una asociación pobre de recursos y sostenida por personas que detraen de forma altruista y desinteresada del tiempo de sus vidas privadas la dedicación, entusiasmo y perseverancia para que esta justa reivindicación se vea cumplida en aras del bien general de esta comarca. En esta fecha, importante para todos --tal vez no suponíamos que Ategua iba a continuar tanto tiempo sin ningún tipo de actuaciones antes de acercarse a su desaparición--, quiero rendir un homenaje y no dejar pasar un recuerdo agradecido a las personas que durante este tiempo han estado siendo importantes en esta andadura y especialmente a algunos amigos, inolvidables, que ya nos dejaron y que siempre estuvieron en primera línea de en defensa de Ategua: Leopoldo Osuna Moreno y José R. Pérez Camacho; a ambos, que el destino les segó la vida de forma tan temprana, trágica e inesperada, pero que por su labor por Ategua seguirán siendo ejemplo para todos. Animo un año más a todos los leales caminantes que nunca nos abandonan en la meta de salida. Ellos son el apoyo moral y la esperanza para seguir en la tarea de lograr la puesta en valor del extraordinario yacimiento, que tanto valor añadido tendría para toda la zona, nuestro pueblo casi desierto, un futuro para sus habitantes. Pero sobre todo la recuperación de un tesoro patrimonial, un libro abierto de la vida de 3.500 años de la historia de Andalucía, de Córdoba y provincia.