La clase política no ha tenido más remedio que cambiar a fuerza de penas. Bien es cierto que estos cuestionamientos han llegado por el poder y no en pro de la honradez; pero sea como sea, bienvenido está. Los políticos españoles vienen de una transición donde toda la atención fue el paso de la dictadura a la democracia. Después, lo llamativo fueron las incontroladas cuantiosas partidas de la Unión Europea (que ya está cobrándose Alemania con la actual crisis). Así, muchos políticos pensaron que el sistema no advertía sus excesos y mangoneos. Incluso los hay que pensaron que su corrupción se les podría perdonar por haber conseguido un papel histórico. Tanto se ha liado que los políticos ya son más honestos. Pero como la denuncia de la corrupción no buscaba la pulcritud sino arrebatar el sillón, ante esta relajación delictiva por miedo a la cárcel y a los embargos, había que buscar otra vía que, aunque no fuera delito, sí permitiera forzar la dimisión interesada. Y así, los rivales echan mano de la ética aunque el reproche no llegue a la penalidad; por eso esta vez la cosa no está relacionada con dinero robado sino con conocimiento cultural supuesto. En los actuales cursos de formación se pueden hacer virguerías ya que internet ofrece cursos no presenciales. Pero es que, en los presenciales, te pueden dar el título sin examinarte como un premio por no faltar. Entonces Cifuentes tenía a huevo callar bocas demostrando que se sabe el master con un examen oral en comparecencia pública. Para mí lo importante en este asunto no era tanto el nivel de control del máster de Cifuentes sino otros aspectos que se están evidenciando. Como la vergonzosa retirada de datos meritorios de los currículos de otros políticos que lo han justificado como un error pero que si lo de Cifuentes no hubiera salido a la luz hubieran quedado como estaban. O los tratos de favor en el ámbito universitario en detrimento de los estudiantes de toda la vida. Pero lo más vomitivo es la purga interna y las venganzas oscuras derivadas que está originando la sucesión de Rajoy hasta el punto de hundir a Cifuentes aunque para ello se hunda el partido. Y terminando esta columna me entero del tema de la tentativa de hurto de esta mujer para llevarse cremas para su cara serrana con la aportación de un video que evidencia una falta ya prescrita penalmente pero que actualmente fulminará su carrera. Vamos que sus allegados lo están consiguiendo. Yo no sé qué hizo Cifuentes contra sus rivales en el pasado para ser destinataria de estas puñaladas traperas. Pues entonces que se joda. Pero si en el pasado ella no hizo nada despreciable para llegar al poder yo le diría a Cifuentes que no dimita y muera en combate. ¡Qué asco de gente!

* Abogado