Art. 15 de la Constitución Española: «Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra».

Según nuestra Carta Magna todos tenemos derecho a la vida, a la vida digna, a la integridad física y moral y en ningún caso podemos ser sometidos a tortura. Ahora se abre el debate bioético sobre la eutanasia, ¿tiene derecho una persona a decidir cuándo dejar de vivir? ¿Quién decide en qué grado la vida de una persona es más o menos digna?

España tiene las mejores unidades de cuidados paliativos de Europa, y sobre todo el personal más cualificado, pero aun y así, ningún profesional ha sido capaz de medir el grado en que una persona encamada con una enfermedad terminal siente o padece dolor, sufrimiento, angustia por quien le rodea etc...

¿Puede considerarse una vida digna la de una persona que durante años permanece postrada en una cama, con ulceras en diferentes zonas de su cuerpo, con pañales para hacer sus necesidades, con sonda nasogástrica para poder alimentarse y sabiendo tanto los profesionales como los familiares que eso es el fin, que en ningún caso esa situación va a mejorar? ¿Esta situación puede considerarse integridad física?

¿Se podía considerar esta situación una tortura, tanto para la persona enferma como para la familia?, el literal del art. 15 deja claro que en ningún caso podemos ser sometidos a tortura, por lo tanto, tener a una persona en esta situación ¿se podría considerar inconstitucional?

Se legisla sobre el aborto, en qué situaciones es legal o no abortar, o sea, en qué situaciones una persona puede llegar a la vida o cuándo no, sin embargo seguimos en el debate sobre si una persona en una situación terminal puede decidir dejar de vivir, si quien ve su sufrimiento diario puede ser partícipe de esa decisión sin ser condenado.

Para nacer en las mejores condiciones las mujeres somos atendidas por profesionales y nos ayudan a traer una vida al mundo, ¿por qué no se pude ayudar a una persona en situación terminar a dejar de vivir dignamente?, ya sea con ayuda profesional o familiar.

Todas estas cuestiones que planteo no son más que una reflexión sobre el debate bioético que una vez más se nos presenta, y mientras los legisladores siguen planteándose si es ético y moral legislar sobre este tema miles de personas y familias siguen en esta situación de «vida»...

* Licenciada en Ciencias del Trabajo