América del Nor (como gustaba decir a Quiñones) tiene sus cosas: su Donald Trump y su síndrome imperialista, sus ricos y sus pobres, su alto índice de criminalidad y, últimamente, una cierta involución puritana; pero también da personajer como Rosa Parks con su revolución silente y resistente y a la señora Katharine Graham que dejó con el culo al aire a Nixón y su banda. EEUU es un país donde pueden poner de patitas en la calle al presidente en jefe del ejército por no decir la verdad --fíjense que cosas pasan-- si es pillado en una mentira. Y no pasa nada por no doblegarse ante los caprichos del poder y sus gobernantes. Resulta que el presidente norteamericano le había pedido al Museo Guggenheim de Nueva York el cuadro de Van Gogh Paisaje con nieve, para colocarlo por un tiempo en las dependencias privadas de la Casa Blanca, uso exclusivo de Donald y Melania. A esta petición por la patilla, o mejor, por el flequillo panocha del inquilino de la Casa Blanca, la directora del museo neoyorquino, Nancy Spector, le ha respondido que teniendo el cuadro comprometido para una exposición en el Guggenheim de Bilbao no pueden prestárselo. Como alternativa le ha ofrecido, en cesión a largo plazo, una obra de arte contemporáneo de Mauricio Cattelan, cuyo título es América, y que no es otra cosa que un váter de tamaño natural revestido en oro de 18 kilates que representa el ansia de acumular riquezas sin límite. Por supuesto, el váter está usado, y lo han tenido instalado en los baños del museo, lo que debe añadirle más valor tal como hoy se entiende el arte contemporáneo. Yo que no me he entendido muy bien con el arte contemporáneo, y siempre he pensado que sus rarezas venían de que estaba poco

subvencionado, creo en cambio que la respuesta de la curator del museo neoyorquino es en sí misma toda una acción artística, propia de la cofradía de los surrealistas con influencias del mejor Dalí de sus años en la Residencia de Estudiantes junto a Lorca y Buñuel. También con tintes del surrealismo gaditánico de la tríada formada por Pericón, Espeleta y el Beni. Vamos, que le ha dado una guantá sin manos al todopoderoso Donald Trump pagándole con el dorado al que es tan querido según las fotos que vemos de su torre, de su despacho y de su mansión, en la que no desentonaría el inodoro. Mas volviendo a nuestra querida España, donde tanto nos reímos con la chanza artística ¿se imaginan aquí a un director de museo público o privado, nacional o autonómico, respondiendo así a una petición de la presidenta de su comunidad, de la Moncloa o de la Casa Real? Sospecho que no sería el váter lo que le cedería, pues antes le habría entregado el culo. También eso nos diferencia de los americanos.

* Periodista