Como ciudadana cordobesa he creído conveniente manifestar mi opinión ante la polémica surgida en torno a la exposición Maculadas sin remedio y concretamente con respecto al cuadro Con flores a María expuesto en el lugar que la Diputación ha cedido a la Fundación Botí. En este lienzo, como conocerán, aparece la imagen de la Inmaculada Concepción con el rostro de la autora y con gesto explícito de masturbarse, rodeada de nubes y angelotes barrocos. Aparte del descaro, el mal gusto y la falta de respeto de la autora por los sentimientos religiosos de los católicos y el escarnio a sus dogmas, lo que me parece llamativo y alevoso es el cartel que ha aparecido en el lugar que ocupaba el cuadro --rajado y destruido por un espectador anónimo-- especificando que este se ha retirado por un acto «vandálico». El destrozo del cuadro ha despertado una ola de furibundos mensajes a favor de la libertad de expresión y considerando un bárbaro- nazi al autor de tal desatino. El individuo en cuestión es un vándalo y la autora que ha injuriado groseramente un símbolo de la religión católica, una víctima. ¿No le han enseñado a esta señora en la escuela (?) o en sus foros políticos que la libertad --en este caso de la expresión artística-- tiene su límite en el respeto a los derechos y libertades de los demás ciudadanos, no insultando y despreciando sus creencias religiosas? (Art.16 de la Constitución). El progresismo no consiste en desmelenarse, desnudarse y lanzarse a la charca de lo soez. O al menos yo no entiendo que un país sea progresista y levante la bandera del feminismo con este tipo de mujeres artistas que avergonzarían a aquellas que durante muchos años lucharon y dieron la vida (y hoy lo siguen haciendo) por la libertad y la igualdad sin utilizar la burla, la grosería y la vulgaridad más soez, para reivindicar, con dignidad, el puesto de la mujer en el mundo.