Manuel Huertos Rodríguez está decepcionado. La mayoría no sabe qué es la fotosíntesis. Los cinco frondosos árboles de la entrada de la Axerquía han sido imbécilmente talados. Lo puso en conocimiento de las instituciones. Han sido cortados con una sierra por la base del valeroso tallo. Pasotismo político medioambiental. Hablamos de cinco seres que no saben gritar y que deberían seguir allí después de la información tan detallada que un profesor de matemáticas del Instituto Séneca había facilitado al Ayuntamiento. Gracias a él, la remodelación de Gran Vía Parque no se llevó palante la mayoría de los árboles, recogiendo él solito doce mil firmas para que esos importantes seres, vitales para la salud de la ciudad, sigan expulsando oxígeno gratis. "Parece --me decía-- que el Ayuntamiento es arboricida". Este catedrático se percató de que la reforma de la Axerquía no estaba teniendo en cuenta estos vegetales. La solución más complicada hubiera sido su reimplante en otro lugar. Era más fácil. Solo había que desplazar un poquito la puerta, más estrecha, más ancha, etcetera, o dejarlos allí, en la entrada, como prueba del urgente equilibrio entre naturaleza y arquitectura. Hizo de todo: recoger firmas, mandar escritos a la Gerencia, a los grupos políticos, al Area de Infraestructuras y Medio Ambiente y finalmente mandó dos cartas publicadas a este diario. La politíca debe hacer lo imposible por sembrar futuro no talando árboles. Lo peor es que yo achaco lo ocurrido a falta de cultura. ¡Qué miedo que nuestro gobernantes no tengan la cultura suficiente!

* Abogado