Aquella moción de censura la presentó en el Bundestag alemán Helmut Kohl, de la CDU, contra el canciller Helmut Schmidt, del SPD, el 1 de octubre de 1982. Fui testigo de cómo transcurrió el debate. El partido Liberal de Dietrich Genscher decidió abandonar la coalición gubernamental con el SPD y votó en favor de la moción. Solo por 7 votos Helmut Kohl se convirtió en canciller. La moción se hizo muy necesaria a causa de la política económica del Gobierno de Schmidt. Se gestó con mucho tiempo y no fue presentada de repente; ni se trataba primordialmente de ir contra el canciller. Sobre estas otras mociones, en primer lugar la presentada por Pedro Sánchez contra el presidente Rajoy. Los padres de nuestra Constitución habían adoptado la moción «constructiva» alemana. Pero le faltó a la del presidente español similitud con el espíritu de la norma copiada de Alemania. No era constructiva ni hubo dos cosas importantes: presentación exhaustiva de un programa de Gobierno como hizo Helmut Kohl, ni unas elecciones inmediatas como si hubo en Alemania. Pocos se atrevieron a deslegitimar la moción del presidente Sánchez. Pero ahora lo ha hecho sutilmente Alfonso Guerra: «No era solvente para gobernar aquella moción de censura». La alianza Kohl-Genscher fue políticamente idónea. Lo contrario a la del presidente Sánchez que según Alfonso Guerra fue una «alianza que no es natural».

Mal ejemplo para la otra moción, la municipal de Baena. Se autotitula legal y democrática, pero se dice en el pueblo que esconde, bajo la excusa de muy necesaria, intereses espurios.

* Periodista