El próximo domingo los ciudadanos tenemos un nuevo llamamiento a las urnas, debemos elegir a los representantes en los ayuntamientos y en el Parlamento europeo, además algunas comunidades autónomas decidirán quiénes ocupan los escaños de sus parlamentos. Las primeras elecciones municipales democráticas se celebraron el 3 de abril de 1979, una fiesta similar a la vivida dos años antes, pues si entonces los españoles votaron de forma libre y democrática en unas elecciones a Cortes por primera vez desde 1936, ahora eligieron a sus concejales también de la misma forma, algo que no habían hecho desde 1931, en aquellos comicios del 12 de abril que dieron paso dos días después a la proclamación de la II República. En Andalucía, el partido más votado en 1979 fue Unión de Centro Democrático, pero los pactos entre partidos de izquierda llevaron al poder en muchos municipios a los socialistas, también a comunistas y en algún caso a partidos situados a la izquierda del PCE. La derecha, representada entonces por Coalición Democrática, nacida al amparo de la Alianza Popular de Fraga, tuvo unos malos resultados, y en algunas poblaciones acudió en coalición con Fuerza Nueva, en consecuencia podemos pensar que en nuestra tierra no es nuevo que se produzca un acuerdo entre las filas populares y la extrema derecha, como ha ocurrido tras las elecciones autonómicas.

Celebraremos, pues, las undécimas elecciones municipales de nuestra historia reciente y se cumplen justo cuarenta años de las primeras, un dato este en el que encontramos una coincidencia con las elecciones al Parlamento Europeo. Esta institución tiene esa denominación desde 1962 (hasta entonces era la Asamblea Parlamentaria), pero sus miembros no eran elegidos mediante sufragio directo. En la Cumbre de París (diciembre de 1974) se aprobó un proyecto por el cual se constituiría una Cámara elegida mediante sufragio universal por los ciudadanos de los Estados miembros. Se alcanzó un acuerdo definitivo en el Acta de Bruselas (septiembre de 1976) y las primeras elecciones se celebraron en junio de 1979, cuando era la Europa de los nueve. Si exceptuamos Bélgica, donde el ejercicio del voto era obligatorio, la mayor participación en aquel año fue la de Italia (88,5% de los electores) y la menor la del Reino Unido (31,6%). El Parlamento se reuniría en Estrasburgo y su primera presidenta fue una mujer, Simone Veil, todo un símbolo en la historia de Europa, tanto por ser superviviente del campo de Auschwitz como por ser la ministra que consiguió la despenalización del aborto en Francia.

Así pues, nuestros ayuntamientos democráticos cumplen cuatro décadas, las mismas que nuestro Parlamento Europeo, en cuya primera elección los españoles no pudimos participar. Los primeros europarlamentarios españoles elegidos de forma directa lo fueron en 1987, por un periodo de dos años (hasta ese momento nuestros representantes habían sido elegidos en 1986 por diputados y senadores), y desde 1989 hemos participado junto al resto de los países. ¿Cuál de las dos convocatorias del próximo domingo es más importante? Pienso que hay argumentos para darle ese carácter tanto a unas como a otras, pues en ambos casos nos jugamos mucho, porque los ciudadanos tenemos en nuestra mano la posibilidad de cerrar el paso a formaciones políticas que representarían un paso atrás en los avances democráticos, en términos de igualdad, que Europa ha dado en estos años, y aunque nos parezca que la vida municipal es otra cosa, debemos defender unas instituciones europeas donde esté presente el respeto a lo que ha significado la historia de la democracia en Europa, porque esto será garantía de estabilidad para nuestros ayuntamientos. Por ello nuestro voto no debería ir a formaciones de la extrema derecha, ni a las que pactan con ella.

* Historiador