Sobre las 19:30 de la tarde, llamé al 112, y al 061 varias veces sobre las 19:24, debido a la urgencia y gravedad del paciente, en este caso de mi hermano Antonio Joaquín, que en ese momento estaba sufriendo un ataque epiléptico, para que acudieran a asistirlo médicamente, ya que estaba a punto de asfixiarse.

Habiendo pasado casi más de una hora desde el primer aviso, mi familia acude al centro para ver si había algún médico en el mismo. En dicho centro se encontraban los médicos con sus respectivos equipos en la puerta esperando a que llegara la ambulancia, a pesar de que tenían allí su vehículo con el que se desplazan a las urgencias. Al requerirles para que acudieran en dicho vehículo nos respondieron que: «No podemos desplazarnos en el coche del centro de Salud a las urgencias ya que hay que ir con la ambulancia, hasta que no llegue la ambulancia no nos podemos mover de aquí».

Debido a la gravedad del paciente, que estaba a punto de la asfixia y los médicos, según ellos, nos comentaban, haciendo hincapié, que no les permitían irse sin que llegara el 061 de allí. No tenían permitido salir de allí debido a que la urgencia estaba realizada a través del 061 y el 112.