Resulta inconcebible que haya tenido que esperar 15 años a que se haga justicia. La indemnización económica que el Supremo obliga a pagar al Estado no le devolverá a su hija, asesinada por su exmarido en el 2003 en una visita no vigilada pese a que ella había interpuesto numerosas denuncias por temor a que él dañase a la pequeña. En este caso la justicia se ha defendido de su propio error hasta la vergüenza.